Corría por los pasillos de aquella institución como si se le fuera la vida en ello. Se resbalaba por la cerámica, se levantaba y seguía, en ese momento lo más importante era que iba tarde a clases. Aún no se acostumbraba a lo grande del establecimiento por lo que solía perder la noción de las distancias que debía que recorrer para llegar a sus salones y terminaba llegando tarde.
Ir a la Ciudad de México fue un cambio monumental en su vida. Sus padres lo habían inscrito ese bachillerato que adoptaba un sistema un tanto distinto al común. Los dos últimos años se dividían de acuerdo a las especialidades del alumno, por lo que él veía "Bachillerato en artes. Mención música", en sí todo era lo mismo exceptuando que veía materias centradas en la música, por ejemplo, la clase a la que llegaba tarde era "Lenguaje musical" una asignatura que se le complicaba un poco al estar acostumbrado a dejar que la música fluyera sin necesidad de detenerse escribirla pero se dio cuenta de que escribir las partituras ayudaba mucho.
Sip, que lo inscribieran allí fue una gran decisión.Obviamente le dolía haber dejado al resto de su familia atrás. Convencer a su mamá Elena de que no seguía los supuestos "pasos" de su tatarabuelo Héctor fue un poco complicado, porqué sí, la verdad había salido a luz pero un resentimiento que duró generaciones no desaparecería de la noche a la mañana. Su querida abuela aún era un poco renuente a la música pero no se arriesgaría a perder a su nieto otra vez, por lo que confío en el juicio de su hijo y dejó que se fueran sin mucho escándalo.
Cuando llegó allí tuvo miedo, no lo negaría, todo era más grande, habían muchas más personas de las que estaba acostumbrado y la cantidad de gente talentosa en esa institución era abrumadora pero no sé desánimo y se concentró en aprovechar la oportunidad que con mucho esfuerzo sus padres le daban. Buscó acoplarse al lugar y ganarse su lugar allí, porque a pesar de que lo tenían como "El nieto de Héctor Rivera" y eso le daba cierto prestigio también le ponía mucha presión, esperaban que fuera igual a su abuelo, querían que fuera la nueva sorpresa tal y como lo fue el escándalo Rivera-De la cruz.
Empezaba a sentir estrés y cuando eso pasaba recordaba a sus amigos extranjeros como una forma más que ideaba su cerebro para torturarlo un poco más "¡Hey Miguelin! creo que no te sientes lo suficientemente mal, vamos a recordar a los genios". Los había dejado de una forma tan repentina que de seguro pensaban que se había molestado o algo así y eso lo preocupaba, no quería tener mal entendidos con ellos. Las conversaciones con ese particular grupo habían sido lo mejor de esos meses y el poder hablar seguido con Hiro era divertido, poco a poco el asiático se había abierto hacia él, mostrandose más expresivo y relajado, eso para él era un gran logro pero todo se había ido al demonio por un accidente tan tonto como el golpear sin querer el teléfono y que cayera al balde del agua del coleto... Demasiado estúpido que resultaba gracioso.
Realmente su tiempo con ellos fue algo memorable, tanto que por un tiempo tuvo la esperanza de que se volverían a encontrar y él podría volver a molestar al "chinito". Hacer que las emociones de Hiro explotaran había sido un pasatiempo muy entretenido el tiempo que lo tuvo. El despeinado pelinegro tenía la costumbre de aguantar las cosas y no las soltaba hasta que llegaba al límite, y ver ese espectáculo era algo digno de apreciar, o sea, se ponía rojo por cualquier cosa, empezaba a dar manotazos torpes y evitaba el contacto visual o al contrario, casi ni parpadeaba.
En su carpeta mental tenía archivada muchas de sus conversaciones con ellos, las partes más memorables, pero la que más apreciaba e incluso aveces en medio de sus clases se colaba sin su permiso en su mente era de Hiro hablando de su familia y de sus futuros proyectos de robótica.
Cuando hablaba de su familia tomaba una actitud suave, alegre y poco bromista mostraba un sincero cariño hacia sus dos familiares, y a él gustaban esos momentos, era como ver una parte de Hiro que sabía que no todos veían y eso lo hacía sentir especial. En lo que respecta a cuando hablaba de sus proyectos, le parecía divertido aunque no entendía nada de lo que decía, lo hacía feliz que el asiático se mostrara tan entusiasmado por algo, amaba la robótica tanto como él amaba la música así que de alguna manera lo entendía.
Por todos esos recuerdos y sentimientos que terminó encontrando durante esos meses fue que se entristeció cuando perdió el teléfono pero entre la mudanza, las despedidas y el mentalizarse de que iniciaría una nueva vida hicieron que su mente se olvidara de su preocupación, aunque de vez en cuando su mente le jugaba sucio.
Por su puesto, cuando tuvo acceso a las computadoras de la institución (y tras unas rápidas clases de cómo usarlas), su primera búsqueda fue "Universidades de San Fransokyo"; encontró la universidad de los chicos y el perfil de ellos pero no sus números de teléfono, al parecer esa institución era muy precavida con la información personal de sus alumnos, por lo que se tuvo que resignar a perder el contacto con ellos y eso no le hacía feliz pero tampoco estaba en condiciones para preocuparse por algo que se podría considerar trivial, tenía que concentrarse en sus estudios e iniciar su carrera musical. Sus problemas emocionales debían esperar.
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Espero que les guste! No sé qué tan bien escrito esté, así que me disculpo de antemano 😅
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A través del tiempo [Hiroguel]
FanficHay momentos, personas, sentimientos y otro sin fin de cosas que no desaparecen ni aunque pase el tiempo, siempre queda un esbozo de "eso" en la memoria. Para ellos, olvidar esa hipnótica voz o ese cabello alborotado sería imposible, pero volverse...