6.- Fin del viaje

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Yuuri cayó de rodillas no bien abandonó el incendio, todavía sintiéndose sofocado y aturdido, sujetando el cuerpo de una Kitty inconsciente. Vagamente registró los gritos de asombro y aclamaciones por el milagroso rescate, permitiendo dócilmente que un hombre con el rostro repleto de pecas tomara a Kitty, todavía desmayada, para que puedan revisarla.. No fue sino hasta que Viktor, a quien prácticamente acababa de conocer y que sin embargo igualmente entró a ayudarlo en aquel infierno de fuego y calor con sus poderes de hielo, lo sacudió levemente por el hombro para devolverlo a la realidad.

Yuuri abrió la boca y el otro se anticipó negando con la cabeza y llevándose un dedo a los labios.

Así, Viktor se las ingenió para evadir las preguntas de Yuuri, quien notó que cuando se acercaban a agradecerle o expresar su admiración por su valentía, invariablemente desviaba la atención de su persona y jamás comentó sobre sus poderes.

─ El verdadero héroe es Yuuri ─insistía, rechazando terminantemente el llevarse algún mérito, pese a que sin él tanto Yuuri como Kitty habrían muerto─, fue porque actuó tan rápido que pudimos intervenir de manera oportuna.

A Yuuri le desconcertó que minimizara su participación. Tenía la impresión de que Viktor era el tipo de persona que no le temía a llamar la atención. Si ya antes demostró su insistencia a hacer el bien en situaciones tan insignificantes como liberar mariposas de telarañas o arrancar maleza de las flores... ¿por qué ser tan esquivo, ahora que podría obtener crédito por su buena acción? ¿Y por qué ocultar su don? Ver a magos o a personas con habilidades especiales era una situación común y para eso podía remitirse a Yuuko y su familia, que eran muy queridos y apreciados en Hasetsu.

"Así que, en realidad era un mago..." se plantea, asimilando su descubrimiento "O tal vez, si es un hada".

Lo trasladaron a él y a Kitty, los heridos más graves, a la clínica del pueblo. Un sencillo edificio de un solo piso atendido por un único médico. Lo examinaron, determinando que a pesar de todo, su herida no era tan severa y sanaría en un par de días; lo trataron y dejaron reposar en uno de los cuartos destinados para los pacientes. Yuuri dejó escapar un suspiro y se removió inquieto en la cama, intentando no mover su pierna lastimada, que seguía molestándole aún con el medicamento. Por el lado amable, pudo irle mucho peor, sin embargo, no cambiaba el que su viaje se vería interrumpido. ¿Debería escribir a su familia para avisarles lo sucedido, o sólo les daría preocupaciones innecesarias? ¿Y qué dirían en Hystoria si se retrasaba? Las invitaciones no tenían una fecha de caducidad... ¿o sí? ¿Y Viktor? Se suponía que viajarían juntos hasta Petersburg, pero en verdad, Yuuri desconocía si éste tenía alguna urgencia por llegar a su destino y si ese era el caso, tan sólo lo retrasaría. Salvo por que iban a la misma ciudad, no los unía nada.

"Me imagino que querrá seguir por su cuenta, y no dejar que yo lo retenga" admitió y por alguna razón, la perspectiva lo entristeció un poco.

─ ¿No tendrías que estar descansando?

Se volvió para ver a Viktor recargado contra el marco de la puerta en actitud despreocupada.

─Supongo que sigo demasiado impresionado como para dormir ─contestó, hundiéndose entre las suaves y mullidas almohadas─. ¿Tú estás bien?

El de cabellos plateados asintió, dedicándole una sonrisa y avanzó a paso lento hacia él, ocupando la silla al lado de la cama, sentándose a su lado.

─ ¿Por qué lo hiciste?

─ ¿Qué cosa?

─ Entrar al fuego así sin más... pudiste haber muerto.

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