"Creí haberte dicho..."

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Los días habían pasado luego de aquella extraña petición. Kenny se sentía un idiota por haberse dejado llevar, sin embargo mentiría si dijese que algo de felicidad desbordaba su pecho cuando recordaba el cómo Kyle le había correspondido.

No tenía mucho sentido, pero algo era algo. Tampoco quería hacerse tantas y absurdas ilusiones de solo un gesto tan banal como un abrazo, puesto que los amigos siempre solían dárselos... A pesar de que ellos no eran ese tipo de amigos afectivos, ni era tan "normal" que dos chicos se abrazaran debajo de las frazadas en un cálido colchón, a solas.

Decidió terminar con todo ese hilo de pensamientos idiotas y centrarse en lo importante: el sexo. Como el tiempo había corrido, se encontraba justamente en medio de la tan esperada orgía en casa de una muchacha, cuyo nombre si quiera se había dignado en memorizar. Las prendas habían sido rápidamente retiradas de su cuerpo, y entre besos, empujones, embestidas, condones y lubricantes, unos cinco cuerpos comenzaron a frotarse entre sí, incluido el propio, mientras otras seis personas fumaban marihuana en pipas y dos muchachas usaban la tarjeta de crédito, seguramente de sus padres, para preparar la cocaína e inhalarla.

El ambiente pesado y turbio por el aroma a marihuana y los gemidos le dejaron la mente en blanco,  conectándolo a la realidad por el deseo carnal que le hervía por dentro, ansioso de tomar y ser tomado. Una muchacha le realizaba una felación con gusto, mientras sus labios se apegaban a la boca de un tipo que lo devoraba con gula en una unión demandante. El resto de integrantes comenzaron a acariciarse con más ganas, definiéndose sobre la marcha los roles de pasivos o activos. Poco importaba. Al rato de algunas embestidas, Kenny comenzó a notar como dos personas más se unían a la reunión, y así paulatinamente, mientras una rubia de preciosos ojos verdes estiraba su brazo, y sin ninguna delicadeza le clavaba en las venas heroína, o lo que fuese. De fondo escuchó, casi fantasmalmente y creyéndose paranoico, el sonido típico de las cámaras de celular cuando capturan fotografías.

Buscó a su alrededor alguien filmando. Se suponía que todos estaban de acuerdo en no grabar, comentar ni divulgar nada de lo sucedido esa noche. Algunos teléfonos estaban regados por el suelo, entre ellos el suyo, tan viejo y molesto... Lo observó entre jadeos, a punto de correrse. Al parecer alguien lo estaba llamando, pero era muy tarde. Ya estaba perdido.

Ojalá no fuese así.

A partir de allí, todo se fue a la mierda. Perdió lucidez, capacidad de raciocinio. Estaba eufórico entre cuerpos sudorosos, drogas y sexo.

A la mañana siguiente, despertó a puras penas dormido dentro de la tina de la casa. Estaba completamente desnudo, le costaba horrores enfocar la mirada, un intenso hormigueo bailaba por su cadera y no sentía uno de sus brazos. Miró con horror al miembro "faltante", solo para suspirar con alivio al darse cuenta de que su brazo seguía allí: hinchado, casi morado, con los pinchazos al rojo vivo, enmarcados en moretones notables, y las venas hinchadas. Se preguntó qué hora sería. Debía volver a casa, estar con Karen, salir de allí antes de que el pueblo entero despertara.

Él no solía tomar orgías ni encuentros sexuales en South Park. Ya tenía una buena ( y merecida, debía reconocer) fama de "puta del pueblo", eso nadie podría borrarlo. Pero era mínimamente decente: evitaba que su hermana lo viese destruido en drogas o situaciones sexuales, con la ropa desacomodada o chupones.

Karen no merecía tener un hermano promiscuo. Por ello tomaba las reuniones en ciudades aledañas, para darse un tiempo para recomponerse o morir y llegar directamente a casa. Tampoco deseaba encontrarse con un conocido y pasar una vergüenza. Cierto, le importaba una mierda lo que pensaran de él. Pero también era verdad que, en un pueblo chico, los rumores viajaban rápido.

Kyle ya sabía de todos sus encuentros sexuales. Echado en medio de ese desconocido baño, se preguntó si acaso valía la pena tomarse las molestias de "ocultarse" del pelirrojo, aun y cuando este de todas maneras y con sus escruadriñantes ojos verdes, podría exprimirle la verdad.

Hug me, Kyle...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora