[Narrado en primera persona]
-Debes dejar de ser tan blando-
Voz firme, palabras firmes, nada de sutileza. Eran rasgos característicos del habla de mi padre.
-¿Me estás escuchando?- Su voz solía hacerme estremecer a menudo. Nunca me caractericé por tener la personalidad más, cómo decirlo, ruda. -¿De casualidad estás poniendo algo de esfuerzo en prestar algo de atención en mí? ¿o tan difícil es lo que te estoy pidiendo?-
Nunca fui "fuerte", y no me refería al aspecto físico, sino más bien al psicológico. Oír insultos a diario por parte de tu progenitor no era una buena forma de reforzar la seguridad.
Mi voz no podía ser más patética, ¿tan poco elocuente tenía que ser? -Te estoy escuchando- Mentira. No lo hacía. Y no tenía intenciones de hacerlo.
-Eso quiere decir que entiendes todo lo que te estoy diciendo, ¿no es así?- Preguntó acercándose de forma intimidante, pisando fuertemente de manera que se escucharan claramente sus pisadas. -Entiendes por qué necesito que dejes de ser un marica, ¿no es así?-
Siempre odié las expresiones que utilizaba, las odié y siempre las odiaré.
Mi padre solía utilizar frases y expresiones que para él eran las adecuadas para todo momento, y comenzó a utilizar la palabra "marica" cuando se entero de mis preferencias.
Para mí, eran más bien insultos indirectamente directos que se dirigían hacia mi autoestima para destruirla lentamente cada vez más. No eran más que insultos utilizados de manera impertinente.
-Porque no quieres que cuando las personas me den una patada por la espalda me desmorone como lo patético que soy- Dije con desgano. Únicamente dije lo que él quería que yo dijera.
"Porque quieres que sea un desalmado sin sentimientos ni lástima por los demás cómo tú." Fue realmente lo que quise decir, más no me atreví a escupir las palabras, no tenía el coraje ni era lo suficientemente osado para hacerlo.
-Efectivamente, Germain- "Ese no es mi nombre" pensé ante su respuesta, nunca lo sentí mío. -Debes dejar de ser tan blando con todo y con todos si es que quieres llegar a ser alguien importante en esto. Sé un hombre de una vez por todas, hazme el favor-
Nuevamente sus palabras herían más que una centena de cuchillos penetrando mi piel.
Tener sentimientos no me hacía menos persona, ni menos hombre, ni mucho menos una basura (cómo lo había oído llamarme en más de una ocasión).
¿Qué tanto puede esperar de mí? ¿Acaso espera que deje de tener dieciséis años y que mágicamente me convierta en el adulto vil y desalmado que él es?
Por enésima vez en el día se formó un nudo en mi garganta, quería llorar, quería explicarle lo mucho que él me hería. Pero no podía. Si lo hacía, algo malo me pasaría.
-Entiendo- Mierda. Mi voz sonó un poco quebrada, y él lo había notado.
¿Cómo podía saber yo que él había notado mi pequeño conflicto interno? Nada más y nada menos porque había recibido un golpe por parte suya que me había hecho caer al suelo desconcertado.
-¡¿En serio nunca escuchas nada de lo que te digo?!- Escupió sus palabras con aires de haberse ofendido. ¡No tiene motivos para haberse ofendido! Yo no hice nada malo...
-Padre yo...- Intenté levantarme del suelo y poder excusarme, pero me fue imposible, otro golpe había recibido mi rostro. Sí, otra vez me encontraba en el suelo.
-No quiero que digas ni una sola maldita palabra más- Ya no sabía si estaba gritando o si estaba intentando mantener la compostura, solamente sabía que debía tener miedo. -Eres un hombre y eres de mi propia sangre, así que actúa como tal-
Podía sentir el miedo recorrer mi cuerpo, cada centímetro, cada parte. Cada parte de mi cuerpo temblaba. Algo malo estaba a punto de sucederme.
-Quítate la camisa- Ordenó con aires autoritarios. Una mirada llena de confusión se apoderó de mi rostro. -¿No hablamos el mismo idioma? Quítate la camisa-
Obedecí, no me quedaba de otra.
Una vez me hallaba sin camisa, no pude hacer más que cerrar los ojos con fuerza al sentir, de forma inesperada, una serie de fuertes impactos en mi espalda, haciéndome soltar quejidos y algunos pequeños gritos por el dolor.
Cada impacto dejaba la zona con una sensación similar al ardor.
Quemaba.
Dolía.
Se sentía horrible.
-Si vas a llorar por algo, que sea por un verdadero dolor, ¿entendido?- Su voz se hizo presente nuevamente, está vez más fría que de costumbre, era aterrador. -Esto te enseñará a no debilitarte por cualquier cosa- Y sin más se fue. Se fue dejándome sólo, echado en el suelo, con un gran dolor proveniente de mi espalda. Aunque para este punto ya no sabía si me dolía más la espalda o el corazón, sinceramente.
Me arrodillé involuntariamente a causa de la debilidad de mi cuerpo por lo ocurrido, llevando una de mis temblorosas manos al lugar de donde provenía todo el ardor.
Pude sentir como algo líquido y espeso recorría mi espalda, así que miré mi mano con algo de temor y si resultó ser lo que me imaginaba.
Sangre.
Le permití a mi cuerpo caer al suelo por completo, abrazando mis piernas débilmente mientras lamentaba toda la situación, deseando que nada de eso hubiese ocurrido, sintiendo como miles y miles de lágrimas descendían de mis ojos.
Odiaba esto.
Odiaba todo.
¿Acaso yo merecía esto? ¡No!
Pero pasados unos minutos, ya me había cansado de llorar.
.
.
.
-Jory- Una voz se oyó a mis espaldas, llamando casi en su totalidad mi atención. -¿Se encuentra usted bien?-
No me molesté en voltear, no me interesaba en lo absoluto de quién se trataba y sólo quería que se marchara lo antes posible.
-Estoy bien- Espeté con indiferencia, tratando de ignorar al fantasma de mi pasado. No era momento de preocuparse por estupideces. -¿Puedes largarte de una buena vez?- Agaché la mirada para observar el suelo, esperando oír las pisadas saliendo de la habitación.
Recordar el pasado era algo que intentaba evitar la mayoría de las veces, pero en otras ocasiones simplemente los recuerdos se apoderaban de mi mente, haciéndome ahogar dentro de un diminuto vaso con agua.
Odiaba esto.
Odiaba todo.
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A boy with no name
Aktuelle LiteraturJory Frances, veinticinco años. Hijo de Pierre Frances, un mercenario, desalmado y avaricioso hombre capaz de hacer todo lo que a su alcance se encuentre para obtener dinero, dinero y más dinero, todo por beneficio propio. Jory se ha visto afectado...