[Narrado en primera persona]
Otro cumpleaños había terminado.
Esperen, déjenme corregir la frase: Otro cumpleaños solitario había casi terminado.
Otro año más siendo una pequeña gran decepción y quizá una carga para muchas personas.
Otro año soportando el molesto mal humor, cólera y odio hacia mi persona, el cual podía ser demostrado de una gran cantidad de formas... algunas peores que otras.
Todo parecía formar parte de la misma rutina, el mismo ciclo, el mismo disco rayado, la misma espiral descendiente. Sin embargo, este año hubo un pequeño y a la vez gran cambio, que desencadenó una gran serie de sucesos de los cuales no me arrepiento ni nunca me voy a arrepentir.
No sé cómo esto ocurrió... no sé cómo esto llegó a pasar... pero si sé que me alegra inmensamente y me llena de felicidad que esto hubiese pasado.
Hace no mucho tiempo lo conocí a él... quizá de la forma menos convencional y tradicional existente posible, pero esa ya sería otra historia.
Al principio no existía ni un minúsculo grado o nivel de simpatía, tal vez había algo de odio (no por mi parte, he de aclarar), quizá no fuimos desde el inicio los mejores amigos.
Pero poco a poco cualquier sentimiento o sensación de incomodidad y desconfianza se fue transformando en confianza, amabilidad y algo de afecto.
Normalmente no espero nada en mis cumpleaños: ni una tarjeta, ni un mensaje con un simple "Feliz cumpleaños"... nada; y este año mis expectativas no serían diferentes.
Recuerdo haber salido a caminar por las calles como solía hacer casi todos los días de mi existencia, tratando de aclarar la mente y buscar algo de tranquilidad y paz interior.
Recuerdo haberme quedado observando el cielo, detallando las nubes, pensando en un par de cosas y lamentando otras, intentando mantener mi mente ocupada y trabajando en algo.
No esperaba encontrarme con nadie conocido, no esperaba si quiera algún tipo de cambio en la rutina.
Pero lo encontre a él.
Encontré a ese rubio.
Encontré a Alessandro.
Bueno... verdaderamente él me encontró a mi.
Recuerdo haberlo visto siguiéndome, así como recuerdo haberlo oído llamar a mi nombre. Palabras mudas o inaudibles salen de mis labios en estos momentos para agradecerle a ese rubio eternamente el simple hecho de haberme animado a voltear para verlo bien y oír lo que tenía que decir.
Ojalá alguien hubiese tenido la capacidad y oportunidad de sentir los latidos de mi corazón de aquél día, se hubiese sorprendido al notar lo rápido que iban.
Miles de cosas pasaron.
Podría calificar este cumpleaños como el mejor de todos los ocurridos, y tengo veinticinco.
Nunca antes me había sentido bien en el día de mi cumpleaños, nunca me sentí querido ni apreciado por algo o alguien. Pero, al ver como él se había esmerado en buscarme un regalo, y al ver como él había puesto esfuerzo y dedicación en modificarlo para que éste mismo se viera mucho mejor de lo que ya se veía fue como aquella venda que sanó aquella fractura de mi corazón, fue como sentir aquel abrazo cálido que cualquier persona necesitaría después de llorar, fue como... sentir que lo importas a alguien, aunque sea un poco.
Me sentí muy feliz.
Era una sensación de felicidad que descubrí que tenía mucho, demasiado tiempo sin sentir, sin experimentar.
Era una sensación de felicidad que descubrí que extrañaba.
Era una sensación de felicidad que descubrí que necesitaba en mi día a día.
Quiero sentirme así de feliz otra vez.
Quiero que él me ayude a ser feliz.
Quiero ser feliz con él.
Rayos, creo que me enamoré.
.
.
.
Hoy me encuentro junto a ti, literalmente junto a ti... y me siento tan feliz y lleno, como si no necesitase nada más.Estoy tomando tu mano, y tú tomas la mía.
El cielo estrellado parece abrazarnos y cubrirnos perfectamente, y hace sentir este momento mucho más especial.
Te veo sonreírme ampliamente con una hermosa y resplandeciente sonrisa, y en tus ojos, por la emoción, puedo ver el universo reflejado en ellos.
Y yo me siento bien... muy bien.
Ya no existe el vacío, que tan doloroso sentía, en mi corazón.
-Jory, lo siento- Lo oí decir. No pude evitar ver su expresión de arrepentimiento y sentirme conmovido y... extraño. - Lamento si te llegué a hacer daño, lamento si te he lastimado. .. por favor espero que me perdones-
Pude notar como su rostro se tornó rojo, así como apartaba la mirada por unos segundos.
"No tienes que disculparte" Pensé. A fin de cuentas, él sólo cumplía con su trabajo, y no me encontraba molesto ni sentía rabia, tampoco rencor.
Ladeé la cabeza mordiéndome levemente el labio inferior con intriga, tratando de oír bien lo que quería decir.
-Jory, escucha- Pronunció. Su voz se tornó suave y calmada, quizá tomando un tono dulce y lindo, el cual me encantó de inmediato.
Sentí como me tomaba por los hombros, sentí como sus ojos se encontraban con los mios, sentí como terminó de acortar la distancia y me abrazó. -No permitiré qué nada malo te vuelva a pasar, no permitiré que sufras de nuevo, no permitiré que estés solo otra vez-
Un escalofrío recorrío mi cuerpo, haciéndome estremecer. Se apartó ligeramente del abrazo y volvió a verme a los ojos, yo no pude evitar ver los suyos. -Yo voy a estar acá, yo voy a estar acá para ti cuando necesites llorar, o ayuda, o simplemente cuando necesites hablar y desahogarte...- Unas lágrimas, que eran el resultado de una mezcla entre nostalgia, emoción y felicidad se deslizaron desde mis ojos, descendiendo por mi rostro. Sonreí. -... nunca más estarás solo-
"Tú tampoco estarás solo de nuevo... nunca más" Fue lo que pasó por mi mente luego de que terminaras de hablar. Mis mejillas se encontraban ligeramente calientes, una sonrisa se hizo presente en mi rostro, y sin más, lo abracé. El abrazo se volvía cada vez más y más reconfortante, cálido y agradable, ninguno de los dos quizo separarse por un largo rato.
Me sentí feliz, muy feliz.
Sé que nunca más estaré solo... ninguno de los dos lo estará... no más.
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A boy with no name
Genel KurguJory Frances, veinticinco años. Hijo de Pierre Frances, un mercenario, desalmado y avaricioso hombre capaz de hacer todo lo que a su alcance se encuentre para obtener dinero, dinero y más dinero, todo por beneficio propio. Jory se ha visto afectado...