El principio

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Y ahí estaba yo, me situaba en frente suyo. El señor Robinson estaba sentado en su butaca, delante tenía la chimenea con las cenizas de la noche anterior. Estaba leyendo el periódico de la mañana y fumando con su pipa de brezo.

Me miró fijamente y dijo -Es maravilloso.

De pronto, apareció su mujer o eso parecía porque le llamó cariño y le dijo que los sirvientes ya habían preparado la comida.

Después de comer volvió a la butaca. Le pidió al mayordomo que por favor encendiese la chimenea y este lo hizo. Mientras observaba las cálidas y acogedoras formas que dibujaban las llamas, empezó a recordar de nuevo lo que pasó hacía unos días atrás.

Sobre la chimeneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora