Unos días atrás

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Era un sábado por la mañana y como de costumbre, el señor Robinson bajaba a desayunar un par de tostadas y después se marchaba.

Al salir de su casa, se encontraba con la florista de la esquina a la que siempre le compraba una flor y luego se la regalaba. Bajaba la calle principal, giraba a la derecha, en el cruce de Silverlake y seguía recto. También, se encontraba siempre con el oficial de policía, el cual, le alagaba cada día. Y después se metía en una gran casa.

Allí le abrió el ama de llaves, otra sirvienta le cogió su abrigo y lo colgó en el perchero. Siguió caminando por un pasillo y al llegar al salón, salió por una puerta y se reencontró con el resto de sus amigos.

Era la casa del señor Hastings, todos se reunían los sábados en su casa. Tomaban unas copas y fumaban mientras hablaban de política y de sus prestigiosos trabajos, ya que todos ellos eran los jefes de importantes empresas inglesas.

Sobre la chimeneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora