Preparaciones

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Después de esas intensas charlas, todos fueron hacia las cuadras, donde los sirvientes del señor Hastings  les esperaban con los caballos ya preparados para salir. El señor Hastings le pidió a uno de ellos que fuera a por los rifles. Allí los cargaron y se los colgaron al hombro con el cordel cruzado por el pecho.

El señor Robinson, junto al señor Hastings, se acercaron a un recinto no muy pequeño, pero tampoco grande. Allí cogieron a cuatro perros, dos Beagles, un Pointer inglés y un Golden retriever. Los dos señores les entregaron los perros al sirviente con el que el señor Hastings tenía más confianza y se montaron en los caballos.

Salieron por la parte de atrás del jardín, era un camino muy marcado por las huellas de los caballos. Este, llevaba a un bosque muy frondoso y el más conocido y verde de toda la ciudad. Era una paisaje precioso, lleno de vida, abundaban sobre todo los robles y las encinas. En esos bosques podías encontrarte animales desde ardillas y liebres hasta jabalíes y ciervos. Era un lugar magnifico y digno de estar pintado en algún cuadro de cualquier gran museo. Era cálido, ya que era verano, pero a la vez fresco ya que había un riachuelos con una pequeña casa cada que corría sobre rocas cubiertas por un musgo de color verde botella brillante al reflejarse el sol sobre las pequeñas gotas q caían al salpicar la pequeña cascada.

Sobre la chimeneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora