¿Qué pasaría si descubrieras que la única persona en quien confiabas te ha provocado el peor daño de tu vida?
Esta es la historia de Elizabeth, una chica de 21 años que vive con sus padres y su hermana mayor en New York. A pesar de tener todo lo que...
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Cuando el sol brilla a través de la ventana, mis parpados se abren y me froto los ojos. Al hacerlo me percato que tengo una aguja insertada en mi mano derecha provocando que me sorprenda. Giro mi cabeza siguiendo el tubo de vía hasta llegar al soporte de suero que se encuentra al costado de mi cama.¿¡Que paso!?¿Porque me están inyectando suero?. Miro alrededor de mi habitación y veo a mis padres acostados en un sillón cercano a la ventana, profundamente dormidos. De repente siento un fuerte dolor de cabeza, coloco mis manos en mi sien tratando de recuperarme, pero la aflicción se profundiza. Trato de pararme de la cama pero mis piernas empiezan a flaquear, así que opto por no hacerlo y me recuesto nuevamente. Observo un vaso de agua en mi cómoda y lo bebo tratando de tranquilizarme. Inhalo y exhalo repetidas veces con la finalidad de que el dolor se vaya. Poco a poco desaparece la molestia en mi cabeza y respiro profundamente para calmarme. Repentinamente la puerta se abre, desvió mi mirada y entra el doctor.
-Más o menos. Hace unos minutos, tuve un fuerte dolor de cabeza.-pronuncio cansada. No entiendo porque me duele todo el cuerpo. ¿Porque estoy así?-
Doctor: Debe de ser por el impacto de la noticia que recibió. Descuide, ya se recuperara con las pastillas.-lo observo desorientada. ¿De qué habla?¿Cual noticia?-
Me siento confundida al no saber exactamente de qué habla el doctor. Trato de recordar lo que sucedió el día anterior, mientras mi mirada se pierde en el horizonte. Después de unos segundos recuerdo haber ido a la cocina por un vaso de agua a media noche, así como también a ver visto la luz del despacho encendida y sobre todo la conversación de mis padres, lo cual provoco que desvaneciera. Al rememorar todo las lágrimas no tardan en salir, mientras mis manos empiezan a temblar. El doctor se sorprende al notar el estado en el que me encuentro.
Doctor:¿Se encuentra bien?.-empiezo a llorar acongojada.-
Rápidamente el doctor despierta a mis padres para que me tranquilicen. Ellos se levantan asustados y me miran con tristeza. No puedo evitar llorar aún más, al verlos. Mi pulso se acelera. Aún no puedo creer que todo esto sea cierto. ¿Porque no me lo dijeron? ¿Porque esperaron a que yo misma me enterará?. Mi iris no logran ver claramente, debido a la gran cantidad de lágrimas que inundan mis parpados. Los recuerdos del viaje familiar, las conversaciones que tuvimos, los afectos que compartimos,....todo viene a mi mente provocándome aún más dolor. Aún no logro entender que me hayan ocultado algo tan importante. Mis lágrimas no se detienen. No puedo calmar la ansiedad que oprime mi pecho y me impide respirar plenamente. Mi madre explota en sollozos, mientras mi padre la abraza consolándola. Todo esto me parece tan irreal. Mis padres se acercan lentamente a mi posición.
Papá: Realmente lo sentimos mucho.-pronuncia mientras las lágrimas brotan en su mejilla.-
Mamá: Perdónanos, por favor. Sabemos que cometimos un gran error al habértelo ocultado.-los observo con la mirada perdida, mientras mi llanto no se detiene.-
