Capítulo 6.

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_____ vació unas patatas de en un cuenco y abrió el frigorífico para sacar la salsa casera de Joan.

- ¡No lo sé! Llevarás una vida tan excitante, que no creo que eches de menos nada de aquí.

- Claro que sí. Adoro este pueblo, a mi familia y mis amigos.

- Yo también, pero daría lo que fuera por estar en tu piel.

- ¿De verdad?

_____ miró a su cuñada. Con sus antepasados hispanos y su orientación vital hacia la familia y los niños, parecía haber cumplido su sueño.

- Pensaba que eras una madre vocacional.

- No me interpretes mal. Soy muy feliz. Pero el reto ha desaparecido. Cuando me casé, todo era nuevo. El sexo era nuevo, tener niños era nuevo y comprar esta casa y arreglarla era nuevo. Pero ahora todo sigue una cómoda rutina. Y yo deseo... más mundos que conquistar, supongo.

- Lo entiendo muy bien. Ése es el motivo por el que me voy a Nueva York. Es mi monte Everest -vaciló antes de hacer una sugerencia-. ¿Has pensado en volver a estudiar?

- Ya he conseguido los folletos. Estoy pensando... no te rías, en convertirme en consejera matrimonial.

- ¿No bromeas? Joan, eso sería maravilloso. Desde luego, tú debes saber los ingredientes para conseguir un buen matrimonio..

Joan la miró de soslayo.

- No me llamaría experta, pero entiendo lo que pasa cuando en una pareja uno pierde el interés por, el otro.

_____ se quedó con la boca abierta.

- ¿Quieres decir...?

- Quiero decir que las cosas se están haciendo verdaderamente aburridas en la cama. He pensado en ir a Phoenix a comprar algunos libros sobre la materia. No me atrevería a hacerlo en Copperville porque todo el pueblo pensaría que soy una ninfómana.

- Desde luego. ¿Sabes, yo ...? -_____ se detuvo antes de ofrecerle un par de libros-. Creo que es una buena idea.

- Imaginaba que lo entenderías. Escucha, no estoy diciendo nada en contra de tu hermano. Es un tipo estupendo. Es sólo que a los dos nos sentaría bien seguir algunas indicaciones.

- Seguro. La mayoría de la gente lo hace. Ya sabes cómo es. Te acostumbras a cierta forma de hacer las cosas y entonces todo se vuelve mecánico.

- Absolutamente.

_____ se sentía como una impostora por dejar que su cuñada imaginara que tenía alguna experiencia.

Joan le dio un abrazo.

- Gracias por escucharme y animarme. Incluso aunque seas más joven que yo, siempre te he considerado más sofisticada por algún motivo. Quizá sea por el título universitario.

_____ le devolvió el abrazo.

- La teoría no lo es todo.

- No. Lo ideal sería tener las dos cosas.

- No podría estar más de acuerdo.

Y si Justin la ayudaba, tendría las dos cosas por fin.

La partida de póquer se celebraba en casa de Tiny Tim, el más joven del clan de los Lambert. Tim estaba recién casado y orgulloso de presumir de las cosas que compartía con Susie en su apartamento en las afueras del pueblo.

Justin llevaba todo el día preocupado por el asunto de la virginidad de _____. Y lo peor era que tenía que darle la razón en sus razonamientos, tanto con respecto a sus alumnas como con algún buitre de ciudad que quisiera aprovecharse de una chica inexperta.

- Eh, gran Justin. ¿sigues la apuesta o no?

Justin alzó la cabeza de golpe. Desde luego _____ le había arruinado la partida de póquer de esa noche. Lo que más le gustaba de aquellas sesiones era su simpleza. Pero esa noche no había nada simple.

- No, paso.

- Veamos que tienes tú, Rhino -dijo Dozer.

"Ya sé porqué el mar es salado: porque todo lo dulce te lo llevaste tú."

Dulce Tentación|Justin Bieber & Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora