- Juraría que los dos estan tramando algo -dijo Janice al posar los dos tés helados, las ensaladas y el cesto del pan-. ¡No son un poco mayores para planear travesuras?
- Se acerca el aniversario de mis padres - dijo _____-. Treinta y cinco años.
- ¡Ajá! Y van a darles una fiesta sorpresa.
- Podría ser.
- Mis labios están sellados -dijo Janice-. Pero asegúrate de invitarme.
- Desde luego.
En cuanto se fue, Justin se inclinó hacia _____. El aroma de su colonia le asaltó dándole ideas que no debería tener cuando se inclinó para que nadie lo escuchara.
- ¿Ves lo complicado que se puede poner? Ahora vas a tener que darles una fiesta a tus padres para que no sospechen.
Ella se encogió de hombros y los tirantes del vestido se movieron.
- No importa. Es una buena idea de todas formas.
A Justin le cosquillearon los dedos de ganas de deslizarle los tirantes y bajarle el vestido.
- Supongo que te estarás quedando helada, ¿no?
- La verdad es que no.
_____ alzó las manos para apartarse el pelo mojado y el movimiento le alzó los senos. No había duda de que no llevaba sujetador.
Justin se dijo a sí mismo que no se estaba excitando. Definitivamente no.
- Deja que vaya a buscar una camisa de franela que tengo en la furgoneta.
- No la necesito. Estoy bien. Pero él necesitaba taparla.
- Podría ir de todas formas. Por si acaso - insistió él empezando a levantarse.
- Justin, no quiero la maldita camisa, ¿de acuerdo? Quiero poner en marcha este proyecto. Siéntate y dime lo que has pensado.
Él la miró con la mente en un remolino. Debería decirle lo de Mitch y Randy. De verdad debería hacerlo.
- ¡Aquí está el rollo de carne! -anunció Janice-. ¡Dios santo! ¡Si no han probado las ensaladas! Debe de ser una fiesta muy especial la que estan planeando.
- No te lo puedes ni imaginar -dijo _____, apartando el plato de ensalada-. Déjalo ahí y lo comeremos todo junto.
- Ya pueden dejar los platos limpios o no les traeré postre -los regañó Janice-. Y Sally ha hecho hoy pastel de albaricoque.
En cuanto Janice desapareció, _____ se inclinó hacia adelante de nuevo.
- Eso me recuerda -susurró- que he estado aprendiendo las cosas más sorprendentes en esos libros. Por ejemplo, el uso de aceites aromáticos. ¿Sabías que te dejan la piel como el melocotón?
- No.
A Justin le estaban comprimiendo los pantalones cada vez más.
- ¿Has leído algún libro sobre el tema?
- No.
- Pues hay algunas ideas maravillosas en ellos. Deberías echar un vistazo.
Justin perdió el control del tenedor, que chocó en el plato.
- No creo que me haga falta.
- ¡Por Dios bendito! Los hombres y su ego. Supongo que podrías aprender algo.
- Gracias, pero prefiero mi propia intuición.
- De acuerdo, pero ésta es la oportunidad perfecta para que veas esos libros sin que nadie lo sepa.
Cuando yo me vaya, me los llevaré y te quedarás solo.
- No creo que vaya a olvidarme de tu partida con facilidad.
El brillo de diversión desapareció de los ojos de ella.
- ¡Oh, Justin! Lo siento. No quería decir una cosa así. Ya sé que te encantaría hacer lo mismo.
"Si Adán por Eva se comió una manzana, yo por ti me como la frutería entera."