Capítulo 8♡

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Paso la barra de jabón por mi brazo libre del hombro hasta la muñeca, llevo un buen rato en esa parte del cuerpo y puedo sentir la gran capa de espuma que he creado en ese lugar; pero no me importa mucho en realidad porque mi mente está en otro lado y mi vista esta pérdida en algún punto entre las baldosas de la pared y el piso de la bañera.

No he dormido en toda la noche y eso es algo raro, ya que es normal en mi caer dormida al instante.

Cada vez que mis ojos creían haber ganado la batalla que estaba librando en mi interior para no quedarme dormida. Una alarma en mi cabeza se accionada y volvía a abrirlos de golpe.

Y sonará algo loco, pero me sentía observada. Sí, aunque mi habitación quedara en la segunda planta de mi casa y seria imposible que alguien estuviera mirando por la ventana (cosa que me asegure de que no estuviera pasando, uno nunca sabe)

Sentía una pesadez extraña en todo mi cuerpo. Esa misma que se percibe al sentirse vigilado, por eso me obligue a estar con todos mis sentidos alertas. En mi cabeza no paraba de repetirse las palabras de ese mensaje que recibí:

"Duerme con un ojo abierto, porque te estoy observando"

Le hice demasiado caso, pues no dormí en absoluto. Y en vez de un ojo, tenia mis grandes ojos avellanas abiertos de par en par, atentos a cualquier ruido.

Y aquí estoy. Dentro de mi bañera limpiando excesivamente mi brazo como si se me fuera la vida en eso. Siento como me arde la piel, así que paro de frotar antes de que me quede sin brazo y sumerjo un poco mi cuerpo para quitar la espuma que tengo encima.

-¿Mel, estas bien?- pregunta Emma del otro lado de la puerta y puedo notar un evidente tono de preocupación en su voz.

-Si todo de maravilla, salgo enseguida- respondo lo suficientemente alto para que me pueda escuchar.

Emma no dudo ni un segundo en venir cuando la llame y le conté todo lo que había pasado la noche anterior. Desde el bromista del timbre, hasta el mensaje de mi recién adquirido acosador misterioso.

Salgo de la tina, envuelvo mi cuerpo con una toalla y dejo mi cabello suelto goteando. No me interesa mucho si empapó el suelo con un poco de agua.

¡Santo cielo! Me veía horrible.

Acerqué mi rostro al espejo y pude ver mejor el desastre de mi cara ¿Alguien quiere un kilo de ojeras? Porque yo tengo para regalar. Necesitaría mucho maquillaje si quería ocultarlas de mi curioso padre.

No quería que me preguntara porque me veía tan cansada. Así que decidí que lo mejor seria no decirle a ninguno de mis progenitores lo sucedido la noche anterior. Y conociéndolos tan bien, sabia que sus reacciones iban a ser exageradas. Mi padre contrataría al mejor guardaespaldas de todo Naperville y estaba casi segura de que mi madre traería a todo el departamento de policía de Miami solo para proteger a su única hija.

Al fin de cuentas no había pasado gran cosa; solo era alguien que no tenia nada mejor que hacer que molestarme. No era como si mi vida corriera peligro o algo por el estilo. Por eso lo mejor seria no preocupar a nadie.

Bueno, a nadie aparte de mi nueva amiga Emma; ella me ayudaría a arreglarme para no despertar ninguna sospecha (porque sinceramente no soy la mejor maquillando).

Luego de secar todo mi cuerpo y cabello, me coloco la primera ropa interior que consigo en los cajones, sin importarme si las panties combinan con el sostén (nadie las verá, ¿Así que para que preocuparme?) termino de vestirme con un pantalón negro y una blusa blanca de mangas largas y salgo del baño.

-Por un momento pensé que te había tragado el desagüe- se burla Emma, está tirada boca arriba en mi cama con su rubia melena extendida en una de las almohadas, arreglada de pies a cabeza con un lindo vestido rosa pegado al cuerpo y maquillada perfectamente (un estilo muy diferente al mío, el cual defino como un poco rudo y despreocupado).

La calma después de la tormenta [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora