DIEZ

10 2 0
                                    

El árido paisaje negruzco y pedregoso era todo lo que se podía observar, hacía varias horas que todo el mundo como lo conocía, había desaparecido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El árido paisaje negruzco y pedregoso era todo lo que se podía observar, hacía varias horas que todo el mundo como lo conocía, había desaparecido.

Me había dormido la noche anterior, con el miedo de no poder comenzar la nueva vida que me esperaba y; había despertado el día de hoy, con miedo de no poder sobrevivir a este apocalipsis.

No he encontrado ninguna persona viva, sólo me he tropezado con cientos de cuerpos inmóviles; como si estuvieran parados en el tiempo.

Un intenso pitar llama mi atención y me dirijo hacia una enorme piedra, hay un agujero en el suelo  y el sonido sale de adentro. Una luz roja parpadea de manera insistente, presiono el botón por curiosidad y el suelo comienza a moverse dejando entre ver una puerta metálica, cuando termina de abrirse puedo visualizar unas escaleras.

Bajo con cuidado por ellas ¿Qué carajos estoy haciendo?  Supongo que no puedo evitar la curiosidad por saber qué hay en éste lugar. Llego al último escalón y mis pisadas resuenan en el piso de metal. Es un búnker frío y oscuro, llego hasta lo que parecen cabinas teléfonicas y una vez más, encuentro varias personas estáticas y sin vida.

Una luz roja se enciende en la pared y me voltéo,  esperando ver aparecer a alguien. Un joven rubio y de ojos azules, atraviesa por una puerta de metal que aparece de la nada y tras él dos hombres, exageradamente altos. El joven señala en mi dirección y los hombres avanzan hacia mí.

—¡Rayos! —murmuro aterrada, y comienzo a correr por donde vine.

Miro atrás y me sorprendo al ver a aquellos hombres avanzar sin prisa hacia mí. Termino de bruses en el suelo, había chocado con otro hombre igual que los de atrás, se agacha para agarrarme y al tocarme la cabeza, explota. Un haz de luz dorada, deslumbra aquel sombrío búnker.

Miro atónita alrededor, ni siquiera han quedado sus cenizas, el joven rubio y apuesto está agachado frente a mí mirándome con desprecio.

—¡Lárgate de aquí! —bramó lleno de ira— no me sirves de nada.

No lo dudé y salí corriendo de allí.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 30, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Treinta lágrimas de tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora