CUATRO

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En un búnker de metal, oscuro y frío; corría por los laberínticos pasillos

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En un búnker de metal, oscuro y frío; corría por los laberínticos pasillos. Mis botas negras resonaban en el piso y mi respiración agitada eran el único sonido que me acompañaba.

Cuando logré salir afuera no sentí alivio, el árido desierto negruzco y pedregoso me recibió. Más lóbrego y tenebroso que el lugar de donde salí.

Por todo el yermo se podía avistar, que cubierto de cuerpos inertes el mundo se hallaba.

Pocas personas encontré en mi andar, quienes al parecer también habían perdido a alguien.

Luego de mucho deambular encontramos la entrada a otro búnker, con cuidado avanzamos y dentro de varias cabinas diversos cuerpos permanecían inmóviles, carentes de la chispa de energía que les da vida.

Me dirijo al final del pasillo y una pequeña luz roja parpadea, un pequeño niño rubio y de ojos azules se gira hacia mí. Ha salido del cuarto que se encuentra a la izquierda del pasillo, está vestido con un traje enteramente azul celeste y su mirada es fría e inexpresiva.

-¿Dónde están mis hijas? -exijo con voz firme.

-En lo profundo de éste lugar -susurra sibilante- Provengo de una antigua raza, que se alimenta de la carne de los que son como tú y su sangre nos mantiene jóvenes -me observa intimidante- muy pronto ellas terminarán alimentándonos.

Más que miedo o temor, sus palabras me llenan de ira, mantengo la mirada sobre él desafiante.

-Regrésame a mis hijas o verás de lo que soy capaz -exijo y mi cuerpo sentellea.

Y aunque en su rostro no reflejó ni un atisbo de terror, vastó con mi firmeza pues otros hombres rubios y vestidos de la misma forma que el niño, trajeron hasta mí a mis hijas.

-Lárguense y no regresen. Ninguno de ustedes nos sirven ya -sentensió el niño y desapareció.

Tomé a mis hijas de las manos sonriéndoles con amor, ellas me devolvieron el gesto y con las demás personas tras nosotras regresamos.

Tomé a mis hijas de las manos sonriéndoles con amor, ellas me devolvieron el gesto y con las demás personas tras nosotras regresamos

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Dedicado a MatiasDAngelo

Éste es un sueño muy raro y loco que había tenido hacia unos meses. Muchos de mis sueños suelen ser así de locos y extraños.
Espero les haya gustado.
Enseguida subo los demás relatos.

Treinta lágrimas de tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora