I know a place we could go -REDDIE-

8

Cuando me desperté Eddie seguía agarrándome cual koala, decidí no moverme y pasar mi brazo por la Espalda de Eds juntándolo un poco mas a mi.

Escuché unos pasos aproximándose y los nervios recorrieron mi espalda, intente moverme pero Eddie no me soltaba.

-Eddie trozo de mierda suéltame cojones, como tu madre me vea a qui me corta el rabo.-dije susurrando e intentando que Eddie me soltara para irme.

-¿Que...?-respondió el somnoliento abriendo un poco los ojos.

-Que tu puta madre esta viniendo y necesito irme así que podrías dejar de ser un koala.

Eddie reaccionó soltándome velozmente y empujándome de la cama haciéndome caer al suelo, yo como pude cogí mis gafas y me levanté.

-Joder Eddie un poco de delicadeza no te vendría mal, cariño mio.

-Cierra la boca, Richie, cierra la puta boca y vete ya.-comenzó a hablar rápido y  se bajó de la cama comenzando a empujarme hacia la ventana.

-Eddie, Eddie relájate.-empecé a decir pero no me escuchaba.

-Como mi madre te vea me va a matar vete.-siguió empujándome hasta la ventana casi tirándome por ella.

-Eddie,Eddie, para me voy a caer.

Me empujó un poco por la ventana casi cayéndome de cara pero me agarre al borde de la ventana y comencé a bajar lentamente y cuando ya estuve abajo me dí cuenta de que solo llevaba los pantalones y antes de que me diera cuenta me cayó un zapato a la cabeza, seguido del otro y de mi camiseta y Eddie se asomó mirándome.

-Luego te veo Julieta.-le dije guiñándole un ojo

-Vete a la mierda, Bocazas.

--//--

Estaba caminando de nuevo a la casa de Eddie, las calles de Derry estaban empezando a oscurecerse, una vez ya en la casa, llamé a la puerta y Eddie me abrió la puerta.

-¡Adiós mamá!-Exclamó saliendo por la puerta.-¡Nos vemos mañana!

-¡Vale cielo! ¡Si Tozier te hace algo me llamas!

-Se ve que tu madre me tiene mucho cariño.-dije cuando Eds cerró la puerta.

-Si, bueno, ya sabes que no le caes muy bien.

-Bueno, por la noche no me dice lo mismo.

-Beep beep Rich.

Eddie y yo comenzamos a caminar hacia la plaza donde ya estaban el resto de los perdedores.

-Sigo sin saber cómo hemos llegado a esto.-dijo Stan una vez estábamos con ellos.

-Deja de quejarte y que empiece la fiesta.-dije y comencé a caminar.

La casa de Greta no estaba muy lejos de la plaza y en menos de 15 minutos estábamos en la casa de la chica.