Capítulo 2:

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Cuando llegué a mi casa después del examen y de pensar, me eché al sofá donde mi madre me esperaba.

-¿Cómo te fue? –Preguntó, esperando que ansiosamente respondiera.

No respondí. Sólo negué con la cabeza y tapándome el rostro con las manos. Estaba evitando llorar, ya que por alguna razón u otra me llené de impotencia.

Mi madre sin decir nada, Se dirigió a la cocina, dejándome a mí en la sala.

-¿Ahora qué hago?- Nunca creí estar tan frustrada por no seguir estudiando. Ya había pensado en esa posibilidad, pero sinceramente no la quería experimentar. A mis 19 años de edad ya tenía que comportarme mentalmente como una adulta madura de 31 años, simplemente me daba mucha pereza ponerme a pensar demasiado, en la situación.

-Supongo que deberás conseguir un trabajo- Aquel sonido del agua chocar en los platos mientras ella los lavaba, daba un sonido de ambiente. No era un sonido que me relaja, pero no podía pedirle que parara. No me había permitido dirigirme a mi habitación sin antes decirle cómo me había ido. A pesar de que tan solo demostró una mueca confusa al oír mi dialogo y haberme dejado en el sofá, huyendo de mí para no verme llorar. Era como si tan solo me dejara desahogarme antes de dejar salir todo el sermón completo. Eso suponía, antes de ver que no era así, reaccionó más serenamente a como imaginaba.

Me levanté y me dirigí a la cocina, me senté cerca de ella y esperaba realmente que siguiera actuando tan serena.

-¿Tan sólo eso me dirás?- cuestioné mientras sacaba a relucir una risa nerviosa.

-¿Esperabas que te regañara o algo así?- Me miró por 1 minutos. Pues anteriormente me daba la espalda, concentrada en quitar la suciedad en aquella vajilla.

-Creo…-Respondí tratando de asimilarla. Ciertamente venía preparada para una reprensión enorme, quizás un castigo incluido.

-Mira, No es fácil entrar a la universidad y te entiendo. Pero creo que esto sería como tomar un descanso- Dijo mientras secaba sus manos, para rápidamente venir a acompañarme a la mesa -Siempre has querido ser independiente ¿no? , y creo que esto es una oportunidad para serlo- Me aconsejó.

-Pero creí que te molestarias por que no seguiera estudiando… bueno, durante un tiempo- fruncí el ceño, un tanto confundida.

-Quizás tu padre lo esté en un principio, pero será algo temporal. Sólo demuéstrale que no estarás sin hacer nada…- rio, levantándose de nuevo para acomodar el resto de la vajilla.

-Entonces… -Suspiré aliviada- ¿Ya no podré levantarme hasta tarde y tan sólo comer mientras estoy sentada frente a la computadora?- bromeé, sintiendo la mirada fulminante después.

-No lo creo… -rio- A demás, todo depende del tiempo en que busques  un buen trabajo… -se burló, saliendo de la cocina para traer algunas cosas de la sala- ¿Tienes hambre o ya comiste algo mientras venias de regreso?- preguntó después, interrumpiéndome todo aquel pensamiento que pasaba por mi cabeza.

-No, ya comí –Respondí levantándome de aquella silla. Caminé fuera de la cocina y luego regresé para agradecer el gesto de preguntar por mí- Gracias. –Sonreí y volví a salir de la cocina.

Me encaminé hasta mi habitación imaginándome todo lo que podría hacer en todos estos días, realmente me encontraba ida en mis pensamientos que hasta olvidé cual es mi cuarto. Pensándolo bien, creo que no sería tan malo aunque si necesito descansar y conciliar con la almohada apenas son las cinco de la tarde para saber qué sería lo que haría entonces con mi vida durante todo este año…

-N.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora