Capitulo 4

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-Él es Charlie Morgan... Será el mesero que te enseñará lo necesario en estos días. Debes estar con él lo más cerca posible, te ayudará en todo lo que necesites... -Me presentó Jade.

«¿Charlie? Que nombre tan más americano.» -Burlé en mi mente.

Sonreí ante aquel chico; Cabello oscuro aunque igual se ve un poco claro. Tengo que admitir que tiene unos lindos ojos, grandes color avellana que combinaba con su tez clara. Estatura promedio pues nuestras miradas quedaban a la altura, a menos de que usara zapato alto, sus ojos quedarían en mi nariz. Dieciocho años aproximadamente, me parece que tiene.
Amablemente estrechaba su mano hacia la mía, y cordialmente la acepté.

-Un Placer -Me limité a decirle con una sonrisa.

Mi mano toco algunas otras mientras iba conociendo nuevos rostros. La mayoría de empleados ahí eran Varones, muy contadas eran las mujeres, quizás con la presencia de Jade y la mía, llegaríamos a ser cuatro mujeres, de alrededor de ocho hombres a lo máximo.
Quizás influye mucho la vista en el lugar en dónde trabajas, pero ciertamente me daba pereza pensar en la idea en que durante largo tiempo veré estos rostros, nada interesante por aquí ni por allá. Y cabe mencionar que simplemente en mi país , no tenemos tantos rostros varoniles atractivos, a comparación de en otros lugares. Rusia por ejemplo; Algo te debe motivar para hacer algo que no quieres, pero Bueno, estaría con Jade eso me alienta un poco en mi Primer día de trabajo.

«Necesito mirar chicos guapos e interesantes. No a éstos de aquí» -Reí ante mi pensamiento incivil. Pero necesitaba alentarme a mí misma.

-¿Qué te parecieron? -Pregunto Jade, para hacer platica mientras traían nuestros uniformes.
-Pues guapos, guapos... -Suspiré al mirarla- no lo están... -Respondí entre risas.
-Siempre tan sincera -Escuché un poco de Sarcasmo.
-¿Me lo vas a negar? -Cuestioné riendo aún más fuerte.
-No pero... -Me fulminaba indiscretamente con su mirada, para luego rematar con un comentario que me haría saber que yo estaba siendo muy imprudente- No era necesario hacernos sentir más, desdichadas -Reímos.

En cuestión de algunos minutos, el gerente del restaurante trajo nuestros uniformes para después permitirnos cambiarnos, no sin antes decirnos algunas palabras, en especial a Jade.

-Tu padre me ha pedido que te informara, que no sólo porque eres su hija no te deba advertir e instruir como los demás- Habló aquel hombre de voz gruesa. Ella rio con carencia de atención. Era claro que no venía a trabajar por interés, sino porque la habían obligado.
-Sí, si ya comprendo... -Caminó hacia al baño, dejando al hombre casi con la oración en la boca.
-¿Se le ofrece algo más? Patrón -Dijo antes de volver a entrar al baño. Con ironía mostrando un "Respeto" el cuál sólo hizo suspirar frustrado al hombre.
-Tampoco quiero hacer esto pero no hay opción -Dije con un tono bromista al estar en el baño. Dando a fulgurar que ya sabía el porqué de su comportamiento tan... "No presto".

Entramos juntas al baño del personal del restaurante. Jade me dio la espalda mientras se cambiaba, como si nunca nos hubiésemos cambiado en la misma habitación.
Dejé el uniforme sobre el lavabo mientras me recargaba en él. Crucé mis brazos y observé el baño, realmente bonito, limpio y por supuesto muy rústico como el resto del restaurante.

-Lo único que me alienta a hacer esto es que me pagarán -No evité reír por ello, mirando cómo se subía el cierre del pantalón de tela negro, un tanto ajustado- Y que después de trabajar un mes nos mandarán a una de las franquicias en San Diego.
-¿Cómo? -Mi sorpresa se demostró muy clara. No me había informado respecto a ello, bueno... creo que no hubo el tiempo necesario pero, debí haberlo entendido antes.
-Sí, ¿No te lo dije? -Cuestionó, pero su semblante cambió al recordar quizás que no lo hizo, o que estaba a punto de hacerlo y lo olvidó- Te lo iba a decir cuándo me terminaste la llamada -Se excusó riendo.
-Mi error. Lo siento -Me disculpé levantando mis hombros sin interés- Pero entonces, ¿Iremos a San Diego? -Retomé el tema de importancia- O sea, tú... ¿y yo?
-¡Sí! -Esta vez habló más emocionada- Bueno, y algunos más de los trabajadores de aquí, Mi padre piensa expandir sus franquicias en San Diego, dónde viven mis abuelos. Él quiere que también ellos disfruten de "El sazón de la misma madre de la madre de su madre." -Rio.

Reí al recordar aquella frase que me aprendí justo a la tercera visita.

-Claro, antes tenemos que juntar algo de dinero. -Me advirtió.
-¿Para qué? -Pregunté mientras desdoblaba mi uniforme.
-¿Creías que nos íbamos a ir así sin más?
-Pues sí, ¿No?

Rio.

-No, ¿Cómo crees? -Volvió a soltar otra carcajada- Tenemos que juntar al menos lo suficiente para mantenernos los primeros días que estemos allá.
-Fácil. -Respondí entregada.
-Siempre eh amado tu actitud tan Confidente -Dijo ya con más seriedad en sus palabras.
-Gracias -Respondí con una sonrisa de victoria, por alguna razón me hacía sentir realmente bien saber que era como era. Pero realmente no le tomé tanta importancia a su halago-
-¿Qué esperas? ¿No te vas a cambiar? -Dijo mirándome sobre su hombro.
-Claro que sí... Patrona. -Sonreí, y ella rio.

Tomé la camiseta y la extendí. Era una camiseta común y corriente color blanco. Tenía unas mangas que fácilmente me podrían llegar a la muñeca, con exageración en el punto. Tenía bordado en una esquina "Franco's restaurant" de color verde. Tenía un botón cuadrado para que pusiera mi nombre y fuera mi "Identidad" claro, no sabía si tenía que pegarle un papelito con mi nombre o me darían algo para ponerlo en mi botón de identidad. El pantalón era negro, como el de Jade. Todos eran iguales, pero demasiado ajustados a mi parecer. Me lo puse y creí que no podría por ser tan pequeños, pero realmente estiraban.

-¿Con qué zapatos tengo que usar esto? -Pregunté abrochándome el pantalón.
-Tenis color blanco. Como los que traes. -Miró mis tenis.

Llevaba un par de tenis nike. Tenían un aspecto familiar al tenis marca vans, con su suela blanca, tela de color blanco. Sólo que éste tenía a un lado la gran palomita color negro. Amaba esos tenis, al menos aún seguían blancos... como mi tarea de universidad.
La combinación del pantalón de trabajo y los tenis me parecía perfecto. No podía dejar de ver como se veía, hasta que Jade se comenzó a ver al espejo.
Me di la vuelta y me coloqué la camiseta de trabajo. Las mangas me llegaban al codo, así que las doblé. Me miré al espejo unos segundos y luego miré a Jade.

-Saldré ya, te veré afuera.

No me respondió, sólo asintió. Me salí y respiré profundamente quedándome fuera de la puerta el baño sin saber qué hacer. Admiré el bonito restaurante antes de que llegara a mí Johan.
Esta bonita franquicia tenía unos postes cuadrados color café chocolate, tan minimalista e inimaginable a una combinación rústica. Esos mismos sostenían un techo que simulaba el techo de una casita de madera en un bosque; Triangular. En aquellos postes tenía a la mitad de ellos una luces pequeñas semejantes a las del techo, que caían unas lámparas color naranja y cuadradas que se veían como una pista de baile pero del mismo color y colgando del techo. Cabe recalcar que también habían foquitos pequeños en el techo, de color blanco. Los sillones que estaban pegados en forma familiar, eran color verde con un respaldo de color café oscuro. Una extraña combinación pero una excelente forma de parecer elegantes. Las mesas y la parte trasera de los respaldos de aquellos sillones eran de un café más claro. También habían sillas y mesas normales, como de cualquier restaurante normal. Compartían en mismo color pero sólo tenían verde en el colchón del asiento. El restaurante portaba con poca tonalidad para agrandar lo rústico moderno, sin olvidar también que el piso parecía alfombra pero no lo era. Tenía grandes ventanales que daban vista por dentro, pero por fuera parecía verse más oscuro, con un tipo de polarizado color café. Tenía cuadros tan al estilo del lugar, que nada desentonaba, ni las mismas plantitas.
Quise admirar más de aquel restaurante pero Johan me interrumpió pidiéndome que me apresurara porque la gente comenzaría a llegar.
Creí que todo sería fácil, sencillo. Pero ya estando ahí era más complicado que entender el carácter de una persona Bipolar. Había estado deduciendo que por creer tanto en mi cognición, todo me salía al revés. Pero sólo es cuestión de hacerlo todo cómo es.
Charlie había sido muy paciente conmigo, en poder instruirme en todo lo que me fallaba, mi primer error fue que no medí la fuerza necesaria para poder llevar sobre mis palmas aquella charola. A pesar de que sólo tenía vasos de plástico vacíos para mi entrenamiento.

«Ya me imagino cuándo tenga platos y vasos de Vidrio» -Pensé un tanto mortificada por la situación.

No quisieron ponerme a trabajar realmente tan principiante, ya que era demasiado desesperada por llevar la comida en la charola de plástico color café. Pero el padre de Jade estaba un poco corto de tiempo que no le importó y me dio la charola con dos vasos llenos de té adornados con algunas plantas comestibles y una rodaja de limón.

-No se me van a caer -Susurré demasiado confidente.

No me daba miedo romper el vaso, sino herir o mojar a uno de los clientes. Así que rompí esta vez las reglas aunque sé que no debí....

-N.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora