8. Descibierto.

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- no es mi primera vez en un taxi Mila - le dijo por tercera vez ya cansado - para empezar ni siquiera quería salir hoy - busco sus audífonos en los bolsillos de su chaqueta - si, bueno nos vemos en la escuela - corto la llamada.

Dejo caer todo su peso en el asiento mirando por la ventana para colocarse los audífonos, era casi una hora y media el llegar asta su departamento.

Suspiro fuertemente para intentar  concentrarse mejor, aun intentaba recordar al pelinegro que le había hecho pasar un mal rato.

Busco y rebuscó entre sus recuerdos mas profundos y confusos, sin tener ningún resultado pues antes de que lograse recordar ya había llegado a su destino.

Subió con pereza las escaleras sin percatarse que alguien iba tras el siguiéndole con una mira que a cualquiera le causaría escalofríos.

Abrió la puerta para pasar rápidamente cerrándola al instante aun con los radiculares haciendo sonar la musica a todo volumen, llego hasta su cuarto percatándose de la hora, eran mas de las diez de la noche y aun así pensó que era muy temprano para dormir aun que era lo único que deseaba y quería hacer.

De repente sintió como era tomado por el hombro con una gran fuerza causando un pequeño sobresalto de su parte, mi hacia enfrente para lograr ver su reflejo en la ventana de su habitación comprobando aquello que tanto temía, su padre sen encontraba atrás de el.

– Yura – con una delicadeza casi escalofriante quito el audífono del oído del rubio haciendo mas presión en su agarre – ¿aun despierto?

El aire abandono sus pulmones mientras su cuerpo comenzaba a sentirse pesado y su rostro se ponía tan pálido como una hoja de papel.

– Y-ya iba a dormir – intento calmarse pues si temblaba sabía que seria peor.

– ¿a donde fuiste Yura? Esta ropa te queda bien ¿es nueva? – su voz tan profunda no hacia mas que alterar los nervios del joven – ven conmigo.

Contra todo pronostico que hubiese pasado en la mente del joven Serguei salio de su habitación a paso calmado hasta la sala tomando asiento  en uno de los sofás.

– vamos, no te quedes ahí toma asiento – señalo el lugar frente a el, aun con mucha desconfianza hizo lo que mando – por donde comienzo...

El hombre bostezo con pereza para luego estirarse y buscar mas comodidad.

– sabes hace ya un par de días que se que sales por las noches con una jovecita pelirroja – sen enderezó apoyando los codos en sus rodillas, se veía inquieto, como si se contuviese – ¿ella es tu novia?

El rubio trago fuertemente, sentía un gran nudo en la garganta, se mordió fuerte mente el labio para darse animo de responder, después de todo su padre no era el hombre mas paciente del mundo.

– no, solo somos amigos – hablo claramente.

– ya veo... ¿a donde van? – serguei trono fuertemente sus dedos enviándole un mensaje al rubio – ¿por cuanto tiempo lo has estado haciendo?

El valor se le esfumo por completo, si contestaba con la verdad seguramente lo mataría pero si decía alguna mentira y resultaba ser que su padre supiese la verdad lo mataría por la mentira, cualquiera que fuese su decisión sabia como acabaría aquella situación.

– sin respuesta... – el hombre apretó la mandíbula mientras cerraba los ojos buscando la poca paciencia que tenia – últimamente e estado pensando que seguramente e sido muy... Duro contigo.

Se levanto para caminar hasta el quedando de frente con el rubio aun sentado temblando ligeramente.

– ya no quiero hacer uso de la violencia Yura – poso una de sus manos sobre el cabello de su hijo – tal vez yo pueda... Soltarte un poco la correa – se coloco en cuclillas para verlo a la cara – por eso dejare pasar esto por alto, también permitiré que sigas saliendo.

Sin poder evitarlo fruncio un poco el ceño, no estaba seguro de que pensar con respecto a lo que acababa de escuchar.

– solo, tan solo – sorpresivamente lo tomo de la mandíbula haciendo gran presión en ella con tan sólo sus dedos causando que el joven abriese la boca levemente – te pondré un par de condiciones.

Se levanto aun sin soltar su agarre para hacer que el rubio se levantara con el.

– numero uno, ya no volverás tan tarde por la noche – comenzó a enumerar con su otra mano – dos, no vas a andar vagando por lo que no descuidaras la escuela, tres... Siempre – elevo la voz – siempre volverás aquí.

Lo soltó desequilibrando al menor que se tambaleo hasta caer nuevamente sentado en el sofá.

– no soy tan malo Yura, son muy fáciles de cumplir – palmeo su cabeza para después darse vuelta – no me decepciones ¿si? – comenzó a caminar a paso pñlento con una sonrisa en su rostro – descansa.

Cuando oyó la puerta de su cuarto cerrarse comenzó a respirar rápidamente con fuerza, se sintió ahogarse cada vez mas hasta que comenzó a hiper ventilarse.

Corrió hasta la cocina buscando desesperadamente una bolsa para poder calmar su respiración, cuando la encontró inmediatamente se la puso en la boca, al pasar un par de minutos logro calmarse se recostó en una de las paredes aun con la respiración un tanto ahitada toco su mandíbula levemente para luego comenzar con un suave masaje pues aun sentía un poco de dolor debido al fuerte agarre proporcionado en ella.

Aquella conversación lo había perturbado mucho, solo una vez habían hablado de esa manera siendo que al día siguiente el joven rompió una de las reglas que le había impuesto importándole muy poco si se enojaba pues en ese entonces era cuando había comenzado a golpearlo y el era un pobre niño que aun desconocía de lo que su padre era realmente capaz de hacerle lo desobedeció, recordaba que por haberlo echo le había hasta quebrado un brazo con sus propias manos.

Sabia que esa era la forma de su padre para perturbarlo pues una cosa era hacer algo que sabía lo enfadaría al enterarse pero otra era romper las reglas impuestas por el mayor, lo consideraba un suicidio, si algo debía hacer a partir de esa noche era respetar esas condiciones como si de algo sagrado se tratase pues sentía que de ellas dependía su vida.

SalvadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora