Podia sentir como el torso de mi cuerpo tocaba el de una persona que no conocía. Sentía sus manos acariciar mi cintura y un beso en el cuello que me paralizaba. Dentro de la oscuridad de la noche solo lograba alcanzar a ver unos ojos azules. Por un momento creí que era Marcus, pero al forzarme dentro de la oscuridad, notaba que era el chico de mi primer sueño. ¿Quién era el? ¿Acaso estaba soñando de nuevo? Una sonrisa atrevida se posó en sus labios, pero sus ojos cambiaron a un rojo carmesí. Se abalanzaba sobre mi cuello y yo intentaba detenerlo, pero era inútil, era como luchar contra una pared. Dura, fuerte y fría. En medio de mi desesperación abrí mis ojos y me di cuenta de que todo era un maldito sueño.
- Buenos días dormilona. El día de hoy es necesario empezar con el entrenamiento. Tu desayuno esta listo. Tuviste un sueño agitado ¿verdad? - A los pies de la cama se encontraba Marcus, perfectamente erguido y con su mirada puesta en mí.
- ¿Acaso me observabas mientras dormía? – Lo miro de manera sarcástica
- En efecto. Me desperté esta mañana y al llegar con tu desayuno me di cuenta de que tu respiración no era normal. Te movías de un lado al otro, pero no hacías ningún ruido.
Su comentario me hizo recordar el sueño. ¿Quién era ese chico? ¿Acaso había alguna clase de conexión? Siempre había soñado a personas que no conocía, pero este chico se ha metido en mis sueños de manera constante.
- Cámbiate, desayuna y te veo afuera en 20 minutos. – Sale de la habitación y me quedo conmocionada por dos minutos. Me apuro, sigo sus órdenes, y salgo lo más rápido posible. Logro notar que nadie esta en la casa mas que nosotros dos.
- ¿Y Edith?
- Esta con Maggie en el lado sur del bosque. El día de hoy tenemos la casa completamente para nosotros dos, y aunque eso suene tentador, estamos aquí con el propósito de que entrenes. – Me lanza dos palos de bamboo y logro atraparlos de inmediato. Raro, siempre soy muy torpe. – Muy bien, ahora a entrenar.
Toda la tarde nos la pasamos entrenando con esos malditos palos de bamboo. Hasta que en cierto punto, mi cuerpo ya no da para mas y me siento en forma de huelga.
- Ya no puedo...Tienes que entender que nunca he sido una persona deportiva. Mi vida se basaba en series, libros y música. No soy de la clase de niñas que amaba el gimnasio. – Lo digo con una voz agitada.
- De eso me puedo dar cuenta...no solo por tu rendimiento físico, si no por tu físico, sin ofender.
- Me estás diciendo ¿gorda? – Me duelen esas palabras y no tengo idea del porqué.
- No, de hecho, para ser una persona que no hace ejercicio no eres gorda. Al contrario, tienes un cuerpo muy bonito ante mi parecer, pero necesitas trabajarlo y tonificar aquello que todavía necesita resistencia. – Ante sus palabras no se como reaccionar. – Vamos a la casa, por el dia de hoy es suficiente. Hay que refrescarnos y nos vemos en la sala en 30 minutos para la comida.
- De acuerdo, solo que... nada mas hay un baño. ¿Te parece si te duchas primero y después voy yo? – Espero ante su reacción y solo responde con un "de acuerdo"
Llego a mi habitación y me dejo caer sobre la cama esperando dormirme, pero no puedo dejar de pensar en ese chico.
- El baño esta desocupado, puedes entrar. – Me levanto y tomo mis cosas solo para encontrarme a Marcus envuelto en una toalla, recargado en el borde de la puerta.
- ¡Marcus! Por favor, sal de mi habitación y cámbiate. O quédate y cámbiate. No sé, solo ¡cámbiate ya! – Mi reacción le abre los ojos como platos. Supongo que a mi me saco un susto así que, le gané. Me dirijo al baño, tomo una ducha y me termino de cambian; todo en menos de 20 minutos. Al salir, veo a Marcus totalmente vestido y acomodando la mesa para comer. Ahora ha hecho que todo sea incomodo...
YOU ARE READING
The Vampires Prophecy: La elegida
Vampire¿Qué pasaría si la obsesión de toda tu vida en realidad solo fueran señales de tu destino? Una investigación, una pasión, una obsesión que llevó a mi vida al borde de decidir entre la vida y la muerte. Esas creaturas que se alimentan de sangre, con...