Capítulo48: Un regalo

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Declan Dankworth no era un hombre paciente.

Jamás lo había sido, pero cuando inesperadamente el destino te pone al omega perfecto a tus pies, le tomas y le marcas, la palabra frustrado se quedaba corta para definir lo que podías llegar a sentir cuando el día después despertabas con dolor de cabeza y somnolencia y te dabas cuenta de que tu omega te ha drogado y se ha ido.

No es que ni por un momento hubiese dudado de la honestidad de Isaac y sus sentimientos.

Más bien había maldecido el retorcido sentido del honor de su omega.

Entonces, como cualquier alfa que se preciase, se había vestido y había ido a por su hombre.

Pero el destino a veces es un pequeño hijo de puta dispuesto a ponerte trampas y zancadillas.

Había habido un derrumbe en el pueblo. Cuando llegó, nadando, transformado en lobo y agotado, se encontró con la desagradable sorpresa.

Un corrimiento de tierra y la consiguiente incomunicación hasta que los vecinos pudiesen despejar el camino, ya que el gobierno no iba a enviar nada de ayuda a un remoto rincón escocés.

Semanas.

Habían pasado semanas pero al fin un carruaje abandonaba el pueblo con Declan dentro.

Cruzó las piernas, inquieto.

Pese a los kilómetros entre ellos, podía notar en su piel lo que Isaac sentía.

Y podía encontrarle.

Iba hacia él.





Clive acabó de cambiar el pañal de Bianca. La niña pataleó. Clive la sostuvo en brazos y caminó por la habitación. William entró en ese momento.

-Mi ángel, no te lo vas a creer...

-Dime...

-Fui al centro para arreglar un negocio. Lo de esa industria de hierro para el ferrocarril nuevo...

-Sí, lo sé... ¿cómo fue, mi cielo?

-Bien -Clive le besó – pero no te lo vas a creer. Me encontré con Smith-Logan.

-Ese es...

-El dueño de la naviera Logan.

-Ya recuerdo -Clive busco distraído el talco para la piel de Bianca.

-Me ha regalado cuatro pasajes para Reino Unido, en clase preferente. Es en su nuevo barco, es de lujo. Me dio cuatro para que Louis y Jason nos acompañen para nuestra boda...

A Clive se le cayó el talco.

El suelo se llenó de polvo.

-¿Reino Unido?

-Salimos el uno de junio.

-Pero...

-Estás muy recuperado, y Bianca muy fuerte. Y quiero casarme y bautizarla en Westminster. El viaje es un poco largo, seis semanas, porque hace algunas escalas por Europa... será una luna de miel que culminará en Londres con nuestra boda.

Clive trató de sonreír.

Pero sólo sentía pánico.

Cuestión De Dos ||Wive||Zarry||Niam||Lason|| Historical-Fiction|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora