Parte 8: Redención.

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Sería un desperdicio de sentimientos, el sólo hecho de querer un futuro con ella. Esto es algo que suena a pregunta, pero no es así. Hace mucho cuando caminaba por las calles de mi ciudad, sin tener en cuenta que las nubes negras serían culpables de un resfriado no muy agradable al anochecer. La verdad es que, me quede sentado en la banca de una plaza; bajo un árbol lleno de hojas secas. Empapado y con la mente en blanco donde sólo cabía su nombre. Decidí ir a una iglesia que estaba a una cuadra de la plaza. Me hice la señal como todo buen católico y solo, bajo la sinfonía de unos relámpagos me arrodille en frente de la imagen de Jesucristo y dije – <<suspiro>> Ayúdame. Te pido que me des una señal. Algo que me indique si hago bien. Algo que me de un poco de seguridad para no estar entre las dudas de mi futuro y un no sé que me da al intentar dormir. <<suspiro>> Sé que ella es la mujer de mi vida. Lo que no sé es ¿Si soy el hombre de sus sueños?. –

Hice algunas oraciones y me retire de la iglesia. Yendo camino a casa, miraba el cielo y todo lo que posiblemente había pedido. Allí encontraría la respuesta. Es de interpretar, pero sólo me quedaba eso.

Asemejé mi vida con el clima. Este hubo un momento en cual estaba oscuro y emitía sonidos que para muchos son tenebrosos. Pero Ahora es soleado e incluso hay pájaros revoloteando entre las nubes. Supuse, que lo que vivo ahora es una tormenta, algo pasajero, algo que ha durado algunos años; a la final, será soleado como lo espero.

No sé si estoy parezca absurdo, pero la amo. Siento que todo esto, jamás se va a borrar de mí. Estoy dispuesto a todo por ella. No sé si sea un tonto, pero jamás había sentido algo así. Algo que me mantuviese vivo de verdad.

Cada vez, antes de dormir. Hago oraciones, pidiéndole a Dios por cada una de mis personas amadas, incluyéndola. Porque al final de esta historia. Lo único que quiero lograr es: que esté bien, sea feliz, así no sea junto a mi. Pero no dejaré de intentar ser parte de su vida, así como es mi sueño.

<<La vida no se hizo para quejarse de ella, sino para surcar sus aguas y si se rompe tu barco, nadar lo más fuerte que puedas. Pero jamás dejes de intentar llegar a donde quieres. Mírame, aún después de tanto sigo aquí. ¿cual es tu excusa para no lograrlo?>>

Mi primer amor imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora