Dos minutos, quizá menos era el tiempo que me quedaba para llegar a casa antes de que el sol se escondiera. Mi maldito auto se había descompuesto de un momento a otro a mitad del camino. Admito que había pasado mas tiempo del que pretendía en Medbook's, pero contaba con que esta porquería me llevara a casa a tiempo.
Harta de intentar arreglar el auto sin éxito, saque mi celular y marque el numero de mi padre sin perder de vista el horizonte. Decidí llamarlo a él porque, seamos sinceros, mi madre es una loca y lo ultimo que necesitaba era escuchar sus gritos.
-Donde estas?- fue lo primero que le escuche decir con voz lenta, cuando utilizaba ese tono era porque estaba intentando no levantarme la voz, cosa que le agradecía.
-Papá me quede varada- intente explicarle y me prepare mentalmente para el sermón que estaba por venir, pero no sucedió. No obtuve respuesta y la linea se quedo en total silencio- Papá?- pregunte en vano.
Retire el celular de mi oído y mire la pantalla, no tenia señal. Suspire y refregué mi rostro, estaba frustrada ¿Que haría ahora en medio de la nada? ¿Como llegaría a casa? no podía pasar la jodida noche en medio del bosque. Para cuando retire las manos de mi cara, el sol había desaparecido y predominaba la oscuridad, me abrace y frote mis brazos intentando darme algo de calor. Camine rendida hasta el auto, no me iba a quedar de otra que dormir en él, me felicite en ese momento recordando que había guardado algunas cobijas en dentro.
Entre exitosamente pero una vez dentro alguien o mejor dicho algo me impidió cerrar la puerta.
Grite a todo pulmón cuando algo parecido a una mano oprimió mi brazo con demasiada fuerza y me jalo hacia afuera, descarte totalmente la idea de que fuese un animal cuando me arrastro dentro del bosque a una velocidad sobrehumana. Vocifere maldiciones y suplique, a lo que fuese eso, que me soltara. El dolor era extremo, sentía las rocas y las ramas cortando mi piel. Parecía estar jugando con mi cuerpo, como si de una muñeca de trapo se trata, entonces cuando mi vista comenzó a nublarse y deje de gritar, me soltó golpeando mi espalda contra uno de los tantos arboles. No tenia fuerzas y mi raciocinio era casi nulo, sin embargo cuando abrí un poco los ojos vi a una criatura alada frente a mi, de seguro la misma que me había sacado del auto, tan oscura que se camuflaba con la noche, a excepción de su piel tan pálida como la nieve.
Le sostuve la mirada tanto como me fue posible, me miraba con desprecio y yo con intriga, no tenia una pisca de instinto de supervivencia en mi ser, me había resignado a que no podía hacer nada contra aquella cosa. Su caja torácica subía y bajaba con fuerza, entonces lo vi correr hacia mi y lo espere, espere el impacto.
Y justo antes de que sucediera y exhalara todo el aire, formule una pregunta en mi mente.
¿Que demonios es eso?
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Me hice un ovillo sobre la superficie blanda y cálida, sonreí con los ojos cerrados sintiéndome sumamente cómoda. Pare de regocijarme cuando recordé esos ojos oscuros, me incorpore exaltada buscando por todos lados a la criatura alada, me inundo el pánico ante la posibilidad de que pudiera hacerme daño nuevamente. Cuando confirme que no estaba y que me encontraba en mi habitación, la confusión hizo acto de presencia. Corrí al baño y me mire en el espejo, no había marcas tampoco heridas, no había nada. Tire mi pelo para atrás y me mire, preguntándome a mi misma si estaba volviéndome loca.
No recordaba haber vuelto a casa, ¿De verdad había sido una pesadilla? era tan real...
Salí de mi cuarto en busca de mis padre y una buena explicación. Me guié por el olor que emanaba la cocina. Ambos estaban allí, mi padre leía el diario y mi madre tomaba su típico te verde, había tensión en el aire y me preguntaba por que.
Entre en silencio y pude sentir la mirada de los dos en mi nuca, me serví un vaso de agua y voltee para mirarlos, como era de esperarse la primera en hablar fue mi madre.
-Como dormiste cariño?- su sonrisa era demasiado grande, incluso lucia forzada. Fruncí el ceño y mordí el interior de mi mejilla, ansiosa por saber lo que estaba sucediendo.
-Bien, supongo- mantuve mi expresión seria, no quería perderme ningún detalle de sus expresiones.
-Por que supones?- hablo ahora mi padre, levantando la vista de su diario.
-No recuerdo como es que llegue a casa ayer, pueden explicarme?- le di un sorbo al agua mirándolos a ambos. Mi madre le dio un pequeño asentimiento mientras se levantaba con la excusa de lavar su taza, la seguí con la mirada hasta que la tuve de espaldas.
-No recuerdas? yo pase por ti- dijo mi padre con la misma sonrisa que mama había puesto al saludarme, entonces supe que algo andaba muy mal, mi padre jamas sonreía tanto.
-No es posible, yo lleve mi auto- negué con la cabeza e intente tragar el nudo que se había formado en mi garganta a causa de la tensión ¿Por que mentían? ¿Que ocultaban?.
-No se de que hablas cariño- dijo mi padre soltando una risita nerviosa mientras miraba a mi madre de reojo- debo ir a trabajar, las veré a ambas de noche- se acerco a mi y dejo un beso en mi cabello, luego se acerco a mi madre y dejo un casto beso en sus labios.
Apreté la mandíbula con fuerza y mire a mi madre que se apresuro a salir de la cocina, no sin antes repetir la acción de mi padre.