#6. Eres correspondida, Anahí.

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Cuando Leo vio a ese chico de la cabaña cinco acercarse a Anahí, no pudo evitar sentirse extraño. Se encontró a sí mismo planteándose ir a ayudarla con lo que parecía ser un momento incómodo, incluso se sintió molesto porque ese muchacho no veía que ella siquiera quería hablarle; pero antes de que pudiera hacerlo ese chico salió disparado. Unas serpientes unidas por la mitad estaban rodeando a la morena, y esta se veía aliviada, incluso agradecida por su repentina aparición.

El hijo de Hefesto se sintió igual, dejando salir una sonrisa de suficiencia al ver que ese chico no volvía a acercarse. Siquiera le prestó atención a Hermes mientras daba su gran anuncio, porque se estaba planteando la mejor excusa para acercarse a Anahí sin dejar en evidencia que la estuvo observando desde hace rato.

—Leo —Piper lo llamó, tirando de su brazo para ponerlos frente a frente—. Tierra llamando a Leo, ¿me escuchas?

Parpadea varias veces, sonrojándose y mirando apenado a su amiga. Ella tenía cierto brillo pícaro en sus ojos, junto a una pequeña sonrisa ladeada.

— ¿A quién mirabas que estabas tan ensimismado?

—A nadie. No sé de qué hablas.

Piper rueda los ojos riendo entredientes.

—Acaban de darnos un día libre y tú no te has puesto a chillar aún.

Él abre los ojos al máximo.

— ¡¿De verdad?! ¿Hoy no habrá más humillación? Creo que estoy flotando. Bendito seas, Hermes.

— ¡De nada, muchacho! —exclama el dios desde su posición.

Hermes le sonreía levantando el pulgar mientras estaba rodeado de sus hijos, y quien se encontraba justo pegado a él era Anahí. En cuanto los dos jóvenes hicieron contacto visual, sonrieron tontamente y se sonrojaron. Esa acción no pasó desapercibida por Piper, quien golpeó el hombro de Leo mientras sonreía mostrando todos los dientes.

— ¡Eres un idiota! ¿Acaso planeabas mantenerlo en secreto por siempre?

El pánico inundó a Leo al escucharla gritar, y se vio obligado a mirarla mal, haciendo una seña con los dedos para que se calle. Por lo menos la chica lo entendió, pero estaba dispuesta a hablar sobre el tema así que lo arrastró tomándolo por el brazo.

Ambos se dirigieron al búnker mientras los demás caminaban hacia el comedor, la sala de entrenamiento o sus propias cabañas para poder recargar baterías. En cuanto estuvieron lejos de los oídos curiosos, Piper entornó sus ojos en el muchacho, insistente.

—Ni siquiera fuiste capaz de contarme que te gustaba una chica. ¿No que éramos amigos, Leo? Estoy muy ofendida.

—Deja de armar tanto escándalo —murmura mirando sus pies—. No tengo que contarte todo, no eres mi madre.

La mano de Pipes se estrella contra su hombro con un sonido seco. Él pega un salto, ahora mirándole con cara de Deja de violentarme.

—Soy tu mejor amiga, deberías contarme estas cosas. Además soy una amiga que puede ayudarte —alardea—. ¿Desde cuándo Anahí y tú salen?

Leo palidece y vuelve a enrojecer de manera preocupante.

— ¿Sa... Salir? ¿Ella y yo? —balbucea, luego aclara su garganta fingiendo estar bien—. La verdad no salimos.

—No te creo, porque se miraban como un par de enamorados.

La curiosidad se instaló en Leo, quien se rascó la punta de la nariz antes de preguntar.

— ¿De verdad fue así?... ¿Era mutuo?

Ante su ilusión, Piper sonrió enternecida mientras asentía.

—Parece que eres correspondido, amigo. Así que... ¿Qué andas esperando para decir algo?

—La verdad siquiera sé por qué estaba esperando —confiesa en voz baja—. Es cómodo estar con ella, pero igual me da nervios decírselo, siento que voy a decir una estupidez que arruinará todo.

Piper se limitó a gritos internos llenos de emoción mientras su abatido amigo tomaba asiento, comenzando a pensar en la mejor forma de declararse. Tomó aire y palmeó la espalda del joven para intentar calmarlo un poco.

—Tranquilo, Leo. Si no te sientes confiado como para decirlo en palabras, ¿por qué no lo intentas con acciones?

—Acciones —repite, invitándola a explicarse.

—No hay que decir, no hay nada que decir... Ahora bésala —canturrea una canción de La Sirenita.

Leo aparta la mirada sonrojado, pero sonriendo un poco. Bueno, debía admitir que aquello era algo que deseaba hacer. Y si Anahí también lo quería... Sería demasiado bueno para ser verdad.

Salieron del búnker y Leo escuchó un quejido entre las ramas. Mientras se giraba a mirar, Piper solo echó una mirada rápida y se despidió, desapareciendo de inmediato. El corazón del muchacho golpeó con fuerza su pecho al ver a una avergonzada Anahí, nuevamente atascada entre las ramas.

—Hola —murmuró la chica, con una pequeña sonrisa apenada—. Lo siento pero... ¿Me ayudarías?

Por supuesto que la ayudaría siempre, en especial si implicaba posar las manos en su cabello. Él asintió con efusividad antes de acercarse, pero no fue capaz de medir la velocidad con la que iba, por lo que terminó estrellándose contra Anahí.

Ambos se paralizaron entonces, sin saber cómo reaccionar ante la escena en la que habían quedado.

🔨🔨🔨

¡Hoola, queridas! Ha pasado un tiempo, pero volví. Eso es lo milagroso, digo, lo bueno :v

Ahora quiero aprovechar el momento para decir... ¿Tú vienes de Svegliati già, Lilith? ¿Ya ves que ahora no soy una maldita? Ahora la dulzura forma parte también de mí, ahre.

En fin, en el siguiente capítulo veremos en qué escena terminaron estos dos; pero mientras hagan sus apuestas.

-Un beso accidental.

-Un casi beso.

¿Quién dice veinte mil? Ahre, confundí las cosas xD

¡Hasta luego!💜💜💜

Despeinada. [Leo Valdez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora