Capítulo 6

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Casualidades.

Era el día de la entrevista, el señor del teléfono le había dicho que el dieciocho fuera a entregar los papeles necesarios para comenzar al inicio de enero. Sin duda el iniciar un nuevo trabajo le emocionaba demasiado, esperaba enormemente que sus aptitudes fueran las necesarias para trabajar ahí.

El edificio de la editora era muy alto y blanco, era hermoso, lo rodeaban robles y árboles de todo tipo, además de flores que adornaban la base y el interior del edificio. El interior era sumamente pulcro y limpio, la mayoría de muebles eran blancos, lo único que diferenciaba era el color del mármol y las flores rosas y amarillas en las paredes del mismo.

-Buenos días- saludó a la recepcionista-. Me llamo Path Martínez, vengo a una cita con el gerente de la editora.

La recepcionista le dio los buenos días y checó la lista en su agenda, efectivamente, Path estaba entre los nombres a esa hora, le indicó el camino a seguir, lo cual Path siguió al pie de la letra.

Tuvo que esperar unos minutos para poder entrar a la oficina y cuando por fin lo llamaron, las piernas le comenzaron a temblar. Había estado mucho tiempo en aquel cine que ya no sabía qué era el volver a comenzar.

-Recibí una carta de Dan recomendándote para el trabajo, dice que tienes lo suficiente para complacer a cualquiera en el negocio.

Path frunció el ceño-. ¿Disculpe?

El hombre puso los ojos en blanco y luego se carcajeó-. ¡No! No pienses mal, me refiero a que tienes la capacidad de complacer a cualquiera respecto a la edición, mira, aquí lo que buscamos es a alguien que pueda analizar e identificar un buen libro, además de que también se publican revistas y artículos desde esta editora, a eso me refería, aquí hay de dos, puedes ser uno de los escritores o puedes revisar manuscritos y editarlos para darnos el informe acerca de si se pueden publicar o no.

Path lo pensó bien-. Prefiero lo segundo.

-Muy bien, dame tus documentos- Path lo hizo-. Excelente, desde el seis de enero comienzas a trabajar, tu horario es de ocho de la mañana a tres de la tarde, tu pago será de doce mil pesos mensuales, si logras impresionarnos entonces el salario aumenta conforme a la posición de tu trabajo.

-No se preocupe, en realidad, es más de lo que ganaba.

-¿Cuánto ganabas?

-Cuatrocientos pesos a la semana.

-¿Y con eso te lograbas pagar los gastos de la universidad?

-Sé ahorrar- finalizó orgulloso de sí mismo.

El hombre sonrió-. Eso es algo que muy pocos sabemos hacer. Mi nombre es Miguel, seré tu nuevo jefe, espero que nos llevemos bien.

-Lo mismo digo.

¿Entusiasmado? No, lo que le seguía, era mucho más que entusiasmo lo que sentía en esos momentos, era demasiado lo que le iban a pagar, además de ser una gran oportunidad.

Se encontraba esperando el autobús para volver al departamento, ansiaba ver a Ed y contarle todo, estaba seguro de que se pondría contento. Sin embargo, llevaba ahí más o menos una hora y media y el maldito autobús no se dignaba a pasar. Sacó su celular para tratar de llamar a Ed pero resulta que no tenía crédito.

-Puta madre- dijo para sí mismo.

-No deberías de hablar de esa manera- oyó a su derecha.

Volteó la cabeza y se sorprendió al ver a Dan salir del edificio, ¿qué hacía ahí?

-Tranquilo, no te estoy siguiendo, vine porque quería arreglar unos asuntos. No pensé que seguirías aquí cuando terminara.

Path rodó los ojos-. Y si no me estas siguiendo ¿cómo es que sabías que estaba aquí?

Dan sonrió irónico-. Porque te vi, ¿no viste mi coche?- le preguntó señalando al auto, que se encontraba estacionado al lado del edificio.

Negó-. No, por lo que logro adivinar que si me estás siguiendo.

-No te creas el centro del universo- bufó-. Como sea, fue un placer volver a verte, güerito.

Path vio a Dan alejarse y abrir la puerta del coche.

-¡Espera!

Dan lo miró-. ¿Si?

Bajó la mirada, algo avergonzado-. ¿Me puedes llevar? No ha pasado el autobús y quiero llegar ya al departamento.

El mayor pareció pensárselo un momento, luego sonrió-. Claro, súbete.

Bueno, al menos lo iba a llevar, lo cual era mejor que esperar todo el día al puto autobús. En cuanto cerró la puerta Dan arrancó el auto y rápidamente se acoplaron a la carreta.

-¿Y cuánto tiempo llevas con mi hermano?- preguntó Dan un tanto curioso, mirándolo de reojo.

Path sonrió levemente-. Un año, un gran año.

-¿No crees que es demasiado pronto para vivir juntos?

Frunció el ceño-. ¿Por qué lo dices? Es generoso, además nos gusta vivir juntos.

-¿Y cuánto llevan viviendo juntos?

Vaciló antes de contestar-. Dos días- sonó más como pregunta que afirmación.

-¿Dos días? ¿No te parece que es demasiado pronto como para saber si les gusta vivir juntos?

-Bueno, ¿y a ti que más te da?- preguntó a la defensiva-. Lo que Ed y yo decidamos hacer no es de tu incumbencia. Yo no voy por ahí queriendo saber cómo se la pasan tú y tu prometido.

-Tienes razón, aunque no lo dije para fastidiar, solo lo dije porque es difícil estar en una relación y vivir juntos, la mayoría de las parejas se aburren de ellas mutuamente.

-¿Y eso lo dices porque así te pasó a ti?- lo miró a los ojos.

Faltaba poco para llegar, y de alguna forma rara, a Path no le llamaba la atención dejar el tema.

-Tampoco es de tu incumbencia- finalizó Dan.

-¿Lo ves?

-Sólo dejemos el tema.

-Es raro verte y luego ver a Ed, quiero decir, no parecen hermanos, ambos son muy diferentes, eres de alguna manera más extrovertido que Ed.

-Créeme- sonrió de forma burlona-. Soy mejor que Ed, incluso en la cama.

Path se volteó a él-. No me interesa como eres en la cama, y no estaría seguro de que seas mejor en eso.

Dan frunció el ceño, arrogante-. Eso es porque no has probado con nadie más que con mi hermano.

Antes de que Path pudiera contestar, Dan se detuvo frente al edificio departamental, habían llegado.

-Si tú lo dices- le respondió-. Gracias por traerme, y gracias por prácticamente darme el trabajo.

-No te preocupes, era lo menos que podía hacer por alguien especial... para mi hermano.

Path se bajó del coche y antes de cerrar la puerta recordó la única duda que tenía de Dan.

-¿Cuántos años tienes?- preguntó mordiendo su labio inferior, algo avergonzado por la pregunta.

El mayor soltó una risa-. Tengo veintisiete años, y fue un gran placer traerte a casa.

Cerró la puerta y se alejó, mirando como Dan arrancaba el coche y volvía a transitar por la carretera, sacó su celular y escribió un texto.

"Rodrigo, tiene veintisiete, para tu información"

Con una sonrisa guardó el teléfono y entró al edificio, ansioso por mirar a Ed, sería una buena noticia para ambos.

Punto MedioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora