Estoy sola en este mundo.
Me quiero morir.
Me odio.
Odio a todos.
Ojalá se mueran de la manera más dolorosa del mundo.
Mi mente repetía esas frases una y otra vez mientras lloraba. Pero mi mente tenia razón. Odiaba a todos. Todos me trataban como un fenómeno por tener un ojo diferente.
Yo no sabía que había echo mal pera merecer este castigo.Otro día. Siempre se repite lo mismo, la gente mirándome con asco, alejando a sus hijos de mi, diciéndoles que no deben acercarse a mi.
- ¿Cuándo será el día en el que me acepten?, ¿Acaso es un delito ser diferente?, ¿Hay que se jodidamente perfecto para que los demás te acepten?-. Malditos, es lo único que puedo decir de ellos.
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Me encontraba sentada en uno de los columpios de la plaza más solitaria de Konoha. El sol irradiaba a no poder más mientras que la personas corrían de un lado para otro, algunas sumamente alegres y otras nerviosas. Me preguntaba que habría hoy hasta qué escuché como unos tipos platicaban que hoy se decidía, por medio de batallas, quienes se convertirían en chunin.
De la nada una idea se vino a mí cabeza, ¿Conseguiré un amigo?, qué estupidez, ¿No?, Como si alguien fuera a hacerse amigo de este monstruo.
- Temari, espera, comprare algunos dulces-. Oí a la cercanía.
- Apúrate, el festival está por comenzar-.
Observé a ese par, creí que los reconocería pero no fue así, al parecer eran de otra aldea.
Me importó poco así que, decidida de ir a la "comodidad de mí hogar", salí de aquella plaza dirigiéndome a paso lento.
Iba tan metida en mí mundo que no me fijé en el camino y lo único que pude escuchar fue " Kankuro!, cuidado". Y un fuerte choque con cuerpos, realmente me asusté y trate de irme rápidamente ya que no quería ser golpeada, como lo hacían los demás aldeanos, pero lo fue así.
- Fíjate bien por donde caminas, niña-.
-Tu deberías de hacerlo "chico de arena"-. ¿¡DE DONDE SALIO ESO!?, ¿Siquiera sabía que era de la arena?-Ah...lo siento.- Y sin mas corri lo más rápido que pude alejándome de el, ¿Porqué vida?, ahora la cara de asombro de ese chico quedará grabada en mí mente.
Divague por toda la aldea hasta que sin darme cuenta el cielo comenzó a tornarse de color azul.
Lo observé un largo rato hasta que, de la nada, la cara de aquel chico apareció en mí mente.
- Espero no encontrarmelo-. Fue lo único de dije para después seguir observando el cielo en el cual ya comenzaban a notarse estrellas.- Realmente hermoso-.
- Como tu......-.
Gire en la dirección de aquella voz pero no vi nada,me sentí tan acosada que lo único que hice fue correr en dirección a mí hogar.
Ughh, espero y no haya sido un anciano asqueroso.Al día siguiente nuevamente me encontraba paseando por la aldea, pensando en lo que había pasado anoche, aunque me calma pensar que solo fue mi imaginación.
Miré todos los puestos de comida y cosas que realmente no me llamaban mucho la atención hasta que nuevamente choque con alguien.
El choque de nuestros cuerpos fue fuerte por lo tanto logré hacer que nos cayeramos, yo encima de esa persona, pero realmente me asusté cuando sentí una presión en mis labios.
- ¿¡Qué!?-. ¿¡Mí primer beso!?.- Los siento-. Me disculpé levantandome y dándole una mano y fue enviado ese entonces que me di cuenta de quién era.- ¿¡Chico de la arena!?-.
- No me digas así, niña, y me llamo Kankuro-.
Dijo en un tono enojado.
¿Kankuro?, ese nombre lo e escuchado antes, ¿Pero en dónde?.
- ¿Y tú?-. Preguntó, yo solo lo miré dudosa hasta que decidí decírselo.
- Me llamo T/N-.
- Kankuro!!, ¡Debemos irnos!-. Escuchamos ambos a lo lejos.
- Bueno, algún día nos volveremos a ver, "Chica de Konoha"-.Si te gusto, sigue leyendo 🌟