«Los miles de versos que no puedo recitarte»
Cuando Namjoon conoció a Seokjin las cosas fluían con una normalidad constante. Lo visitaba, lo alimentaba y lo cuidaba como una señora, sí, pero eso era una parte esencial de Jin. En ese entonces lo que sentía por el era meramente cariño y atracción, nada muy fuera de lugar. Conforme los días pasaban y su relación se hacía más fuerte había notado algo realmente desconcertante.
El desprecio que le tenía al sonido había muerto con la aparición del tipo raro. Mejor dicho, había mantenido el odio hacía cualquier sonido excepto a los que Seokjin hacía. Se encontró a sí mismo obsesionado con el ruido de las cucharas de madera que usaba para cocinar, con el pitido fastidioso que el horno emitía cuando uno de los pasteles estaba listo, con la espantosa risa del extrañamente adorable Seok. Nada de eso quitaba el hecho de que el sujeto era un poco—muy—insoportable algunas veces. Hablaba tanto que a veces se perdía en lo que le contaba, cosa que luego provocaba un sentimiento pesado de culpa. Con todas sus exageraciones era más que atrayente, principalmente por el hecho de que el no producía sonido alguno más que el de su teclado cuando escribía y Seokjin parecía no dejar de hacer ruido jamás. Incluso dormido emitía el más grande bullicio, roncaba e incluso hablaba. Eso lo ponía en el estado más deseable de gozo.
Aún así había algo que comenzaba a detestar de su vecino. Y es que hablaba tanto que no le daba la más pequeña oportunidad de hacer alguna movida. Sintió las ganas más fuertes de decirle que era el hombre más lindo que había conocido, que sus manos eran graciosas, que su pelo era tan oscuro cómo las noches que pasaba despierto debido al insomnio. Moría por leerle la porquería de versos que tanto se había esforzado en escribir pensando en él, moría de ganas de besar los siempre coloridos labios de Kim Seokjin. Ya mucho tiempo atrás había hecho las pases con su mudez, estaba resignado a no hablar, la verdad es que aún cuando podía no era muy conversador. Pero es que él lograba sacarle las palabras con una facilidad encantadora.
Aquel día, cuando su adoración de risa jocosa salió del trabajo y fue a llevarle la cena, permanecieron mirando por la ventana por un largo tiempo. En aquella noche nublada Jin permaneció en silencio y con la mirada distante, dando a entender que estaba demasiado cansado como para ser el rayo de sol que era habitualmente. Ese día no hubo risas escándalosas o manchas de lapiz en las manos de Namjoon. Solo hubieron miradas a la nada y discuciones incómodas.
—¿Qué tan molesto soy para ti del uno al diez? Mejor del uno al veinte, estaría mejor con un quince que con un diez, de cualquier manera me voy a ofender, pero s...
El roce de los dedos de Namjoon en su hombro provocaron que dejara de hablar, ya sabía que eso significaba un «Eh, cállate de una vez que tengo que hacer de mimo un poco», por lo tanto hizo silencio y lo miró mover sus manos hasta formar un cero o lo que pudo ser una "O" con delicadeza.
—Bueno, eso es malditamente adorable de tu parte, querido mudito. Pero al parecer a mi nuevo jefe le parece inaguantable. Trató de hecharme hoy—explicó con enojo, visiblemente afectado.—Sin mi ese lugar se va a la mierda. No sé cúal es su maldito problema, yo llegué primero. Amo estar ahí, lo sabes, ¿verdad que sí? todos saben que amo estar en el sitio—continúo quejándose muy molesto.—A nadie le importa si hablo mucho o no, maldita sea.
Quiso responder que ciertamente no le importaba para nada eso, quiso decir que el encontraba placer en las extensas conversaciones que solían tener. Deseó mencionar además que se veía mejor cuando maldecía y que lentamente estaba seduciéndolo con su discurso melodramático. Pero no tenía ni papel ni lápiz, ni ganas de escribir las cosas que sentía.
En su lugar se sacudió el pelo y llamó a Jin con el dedo, incitándolo a acercarse.
—¿Qué sucede? ¿quieres que busque papel? ¿quieres que me acerque? esto luce como si fueras a besarme, Nam.
Fue exactamente lo que pasó. Lo tomó del cuello de su sucio camisón blanco y lo beso con desespero, con la esperanza de que de alguna manera él pudiera sentir exactamente lo que el quería decirle.
A cambio recibió un empujón, una bofetada y mil disculpas en un lapso de medio minuto.
Volvieron al silencio de antes, ahora de color rojo y con la respiración agitada de Jin y los sonoros latidos de su corazón de fondo. De pronto se sintió cómo si hubiera corrido mucho, con una sonrisa gigantesca amenazando seriamente con formarse.
—Kim Namjoon—musitó.
Lo miró más feliz que avergonzado, asintiendo despacio en su dirección.
—Quiero que vuelvas a besarme otra vez. Otras veces. Quiero que me beses hasta que te canses, quiero besarte y quiero que por favor disculpes mi labial corrido y mi bofetada.
Otra vez, se dedicó a hacer justo lo que su corazón le indicó que hiciera. Se levantó y caminó hasta estar a milímetros de esos labios por segunda vez. Las únicas diferencias en ésta ocasión fueron las manos de Seokjin en su cuello y la sonrisa silenciosa entre beso y beso. Se besaron hasta que la habitación comenzó de pronto a sentirse calurosa, la distancia demasiada y la lejanía abrumadora. Besó todo lo que pudo, desde sus labios hasta la clara piel de su cuello. Lo besó y lo besaron hasta que la existencia de mariposas en el estómago se volvió mucho más fácil de creer. Y para cuando se soltaron ya no quedaban más palabras por querer decir o más sentimientos que demostrar, solo el cómodo silencio que únicamente conocían dos personas que se gustaban así, de esa manera. No necesitaría de lenguaje de señas o de libretas siempre y cuando pudiera expresarse de esa manera. Se vio entonces pensando en que amaba los sonidos que hacía Seokjin, en especial el de sus labios cuando lo besaba y su respiración agitada.
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Sonido ➳ n.j
FanfictionDetestar es poco para reflejar el sentimiento de Kim Namjoon por los sonidos. Amar es poco para demostrar lo que siente Kim Seokjin al hablar. Jin es muy ruidoso, y Namjoon muy silencioso. Pero a veces las diferencias están ahí para servir de comple...