♪ Fin ♪

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«Las cosas que nos hacen quienes somos»

Seokjin ya sabía cuáles eran las cosas que amaba. Amaba cocinar, evidentemente. Amaba lavar su ropa, comer postres de fresa y los bebés. También conocía a la perfección lo que encabezaba la lista. En lo más alto de la pirámide de cosas amadas por Jin se encontraban las manos ásperas de su vecino, los jadeos adorables que hacía al intentar hablar, las sonrisas que decían más que todas las palabras juntas que había dicho en su vida.

Más que su amor, Kim Seokjin era un hablador compulsivo. Un tipo amable sobre todo, ponía en primer lugar la alegría de todos a su alrededor. Eso vino de su madre, que era una locutora. Probablemente sí sus padres siguieran con vida él no tendría un trabajo tan pesado o una vivienda tan humilde, de ninguna manera estaría rodeado de gente como sus compañeros de trabajo, de ancianos seniles y nostálgicos, de mudos románticos.

Quizás tampoco estaría en la cama con uno.

Jamás pensó que al momento de hacer algo más que besarse con Namjoon sería capaz de idear algo, pero allí estaba él filosofando mientras era tocado donde nunca lo habían tocado.

Las cosas comenzaron con un Nam muy alegre burlándose de él por estar sucio de harina, terminaron con Jin sin camisa y la cara pegada al pequeño comedor marrón. Mientras las manos de su acompañante subían por sus piernas se encontró pensando en que no estaba tan mal ser huérfano. Mientras sus padres adoptivos tuvieran vida estarían trabajando en su restaurante todo el día y el podría perfectamente acostarse con quien quisiera sin carga moral alguna.

De todas formas no había una forma en el mundo en la que lo hicieran moverse un centímetro lejos de la piel de Namjoon. Por alguna razón sentía que estaba haciendo lo que tenía que hacer. Y sentía algo más, las manos del mudito que pretendía inocencia escabullirse entre sus muslos para hacer trizas la dignidad del cocinero.

El mismo cocinero que se encontró a sí mismo gimiendo tan alto que la señora de al lado pudo oírlo fuerte y claro, si traía su aparato puesto.

Fue para cuando lo volteó y miro directo a los ojos mientras se arrodillaba que el cerebro de Jin dejó de funcionar. Un cd rayado o una lavadora cuando el ciclo acaba era perfecto ejemplo.

—¡Espera, e-espera que estás haciendo!—siendo quien era debía decir algo muy tonto para poder expresarse naturalmente, así que arruinó lo que pudo ser la mejor mamada de su vida porque era eso o morir de un infarto y aún tenía veintiún años.

Kim Namjoon, siendo el imbécil educado y caballeroso que era se espantó de una manera conmovedora. Se levantó tan rápido que se golpeó la mano con una de las sillas, movió la cabeza frenéticamente buscando su cuaderno para escribir algo, porque aún cuando lo había intentado muy fuerte Jin todavía era terrible en lenguaje de señas.

Todo está bien, no busques el cuaderno, es solo que estoy muy nervioso y cuando estoy muy nervioso no pienso las cosas que digo y hago, así que lo siento. ¿Te duele la mano? lo lamento mucho, soy muy torpe, no fue mi intención. Lo prometo—pudo haber continuado por una media hora más pero fue silenciado por la ya conocida risa silenciosa de Namjoon, que más que risa era un conjunto de jadeos entrecortados.

Alzó sus manos, moviéndolas muy lentamente para decir en señas "Tonto". La única cosa que Jin no había olvidado además de "te quiero mucho" y "eres muy guapo".

Se saboteó, como siempre lo hacía. Impulsivo y enojado como estaba camino hasta estar parado justo en frente del otro, usando su altura para mirar desde arriba al tipo y parecer aunque fuera un poco más serio.

Escucha. Los dos sabemos que soy demasiado tímido para estas cosas, así que por favor no te rías de mí, lastimas mis sentimientos, de verdad— al parecer le importó muy poco porque simplemente se levantó en las puntas de sus pies y lo besó con delicadeza. Se separó para mirarlo y volvió a sonreír de la misma manera que antes. Malditamente adorable.

Comprendió que ellos dos eran muy parecidos a pesar de las cosas que los diferenciaban, como el no poder hablar y el hacerlo en exceso. También el ser muy torpe y el ser increíblemente listo. Lo mejor de su relación era que no existían muchas exigencias, ninguno pedía más de lo que ya tenía. A pesar de su torpeza Namjoon jamás le pidió a Jin cambiar, y cuando los ojos de Jin dolían luego de un largo día de trabajo el jamas rechazaba una solicitud de conversación por parte de Namjoon. No era lo más importante en la vida del otro, el pelinegro tenía siempre en mente sus objetivos como chef y el silencioso sus letras.

Pero vaya que se querían con locura.
Así es como eran las cosas.

Viéndose casi todos los días con tardíos horarios, hablándose dificultosamente con hojas de papel y lápices de carbón.

Tocándose casi son miedo, desconociendo mucho del otro.

Adorando las sonrisas ajenas y compartiendo las risas que creaban juntos.

Comiendo tanto pastel de fresa que comenzaron a detestarlo.

Dios, vaya que se querían.





N/A: Esto es prácticamente el final. Subiré algunos especiales de cualquier forma, así que continúen aquí. Les recuerdo que esto sería un one shot al principio, pero quise hacer algo más ya que a muchas de ustedes les gusto mucho.

Infinitas gracias a las que me leyeron desde el primer día, espero no haber malgastado su tiempo.

All the love, ili.

Sonido ➳ n.jDonde viven las historias. Descúbrelo ahora