Hace unos días, en literatura, mi profesora nos puso un reto: escribir sobre nosotros, quiénes somos y nuestro primer romance. Ella no iba a leerlo, evidentemente, pero nos iba a ayudar a conocernos mejor y a ver cuál era nuestro estilo de escritura. Yo no soy muy de escribir o leer, aunque bien pensado no soy muy de nada que no sean los videojuegos.
Desde MMORPGs como World of Warcraft hasta RPGs como Fallout. Todo lo que no sea jugar a videojuegos y escuchar música lo desconozco, y no sé por qué, pero desde muy pequeña he sido superficial y difícil de entender, alguien incapaz de relacionarse con personas más allá de los chats online de los videojuegos, alguien que odia profundamente vivir.
Y, por supuesto, soy lo suficientemente cobarde como para no querer morir, a eso es a lo que me refiero con superficial. Creo que odio tanto vivir como morir, y por eso prefiero mantenerme apartada de todo y todos. Menos la música.
La música es algo que me domina, entra por mis huesos y me llena las venas, amo Nirvana, Pink Floyd, soy alguien de rock y metal, y gracias a mi pasión por la música conseguí aprender a tocar el bajo eléctrico a base de copiar las canciones una y otra vez.
Y a pesar de odiar todo, de ser egoísta, antisocial, grosera y agresiva, a pesar de todo ello, me enamoré perdidamente de la chica más especial que existe, me enamoré del mismísimo ángel... o del demonio.
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Hate
RandomHace mucho leí una leyenda que trataba sobre dos personas que estaban destinadas a unirse. Según esa leyenda, las personas tenemos una segunda mitad, y una especie de lazo rojo nos guía hasta ella. Pero, ¿es realmente así? ¿Realmente conocemos a nue...