Lara

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Siempre soy de las primeras en llegar al instituto, me gusta la calma y soledad anterior al barullo de gente que suele haber en la hora punta en la que llegan todos, entrando a la clase cinco segundos antes de que suene el timbre.

Pero hoy no estoy sola, el bicho raro está también en la clase. No soy la chica más popular que hay y, de hecho, el aire de seguridad y cabreo que siempre me rodea suele echar hacia atrás a todos, así que dentro del insti no tengo muchos amigos que digamos. Aun así, el bicho raro me supera a mí y a todas mis fuerzas.

Nos miramos durante un instante, y entre nuestras miradas, sorprendidas de que la otra esté aquí, saltan chispas. Aguanto la mirada y veo cómo desvía la suya, en una mezcla tanto insegura como tímida, pero no tiene miedo. De hecho, vislumbro una sonrisa en su rostro durante un instante, y me río.

No mucha gente es capaz de siquiera mirarme, seguramente ella aún no ha oído hablar de los sucesos de hace dos años... ventajas o desventajas de ser nueva, supongo. Pero a falta de nada mejor que hacer y, por qué no decirlo, a falta de amigos, decido comunicarme con ella.

—Creo que tal vez nos caigamos bien, soy Lara.
—Yuko.
—¿Sabes mi idioma, Yuki?
—Primero de todo, soy plenamente capaz de comunicarme con personas de CI medio, aunque no sé si recuerdo cómo se hablaba con dinosaurios... y segundo: es Yuko, no Yuki.

Me río de ella y de la valentía que le ha echado y le doy la mano.

—Entonces encantada, pequeña Yuki.

Me alejo antes de que ella sea capaz de darme una bofetada y desde mi asiento, durante la clase, miro hacia ella un par de veces y observo detenidamente a la chica nueva... o puede que más de un par de veces... Cuando ella mira hacia mí y me ve mirándola aparta la vista un poco sonrojada (qué linda...).

Algo me dice que esta chica va a martarme.

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