Nada es lo que parece ser...
Acá todos mienten...ninguno dice la verdad
Aquí es donde el peligro es excitante
Todos son calculadoras y de mentes retorcidas
Nadie se salvará del deseo
Lo prohibido
El odio mutuo
Del amor desquiciado
Los insultos
La v...
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Las lágrimas bajaron sin que el pequeño angelito, pudiera evitarlo. Todos alrededor ni siquiera tenían compasión, sólo se dedicaban a seguirlo golpeando y a reír y burlarse por ser tan débil que era.
Con los brazos, se cubrió gran parte del rostro, recibiendo en ellos más golpes, donde se podían notar los diferentes tipos de tamaños de moretones.
—¡Vamos! ¡defiendete! — gritó kwan
—Éstas perdiendo el tiempo. El mariquita éste ni siquiera puede defenderse, sólo estas gastando la voz — kwan miró a su amigo chung-hee y luego al pequeño angelito tirado que ocultaba como podía su rostro lloroso. Se agachó y llevó su mano derecha a la hermosa y bien cuidada cabellera del menor, la acarició y sonrió retorcidamente; el menor se tenso ante ese acto, sabiendo que el tacto que le daba kwan, era significado de algo malo.
— No me hag-hagas nada...por favor— rogó el menor entre sollozos, mientras que los cuatros chicos, excepto kwan, rieron.
— Pero como me dices eso, cuando ya te hice...mucho— delineó los moretones con suavidad de los brazos del menor, quien empezó a temblar
— Tal vez si ruegas más, te dejemos libre, mariquita— habló dong-sun con una sonrisa en el rostro más que enfermiza
— Dong-sun, ¡aish! El pobre ya casi no tiene dignidad, creo que debemos ser un poco más gentiles con él, ¿no crees?— Min-ho miró a dong-sun con una mirada diabólica y luego éste último sonrió, mirando al pequeño que temblaba y lloriqueaba más fuerte que antes
— Min-ho, tan bondadoso que eres como dice el significado de tu nombre; pero estoy segura que al niño éste no es de ese tipo o...¿sí?— dijo kwan con burla en sus palabras, Min-ho, le frunció el ceño, pero rápidamente volvió a su expresión normal.
El pequeño angelito, no entendió con la pregunta que le hizo kwan, pero aún así, no le gustó como sonó su voz cuando le preguntó. No era de menos que el menor no pudiera ver el significado de las palabras de kwan, apenas tenía 11 años y su vida como en el colegio, no tenía amigos con quien conversar, no había nunca hablado de cosas íntimas con sus compañeros de perversiones o cosas parecidas que el menor, ni siquiera hubiera podido imaginar cómo los demás que a su corta edad ya han visto cosas bastantes morbosas que para él no hubiera aguantado ni un segundo en tornarse rojo y sin que pudiera evitarlo inconscientemente de abrir los ojos más de lo normal con las manos sudorosos. El pequeño jin, era y conservaba como muy pocos de su edad, la inocencia y tal vez por eso es que mucho se aprovechan de aquello.
