Nada es lo que parece ser...
Acá todos mienten...ninguno dice la verdad
Aquí es donde el peligro es excitante
Todos son calculadoras y de mentes retorcidas
Nadie se salvará del deseo
Lo prohibido
El odio mutuo
Del amor desquiciado
Los insultos
La v...
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El doctor Min Yoongi, estaba en su tercera semana de ir al hospital, donde el menor aún no se lo permitía irse. El honorable y gentil psicólogo, aparte de la gran presencia y guapo que era, que a más de una enfermera les robaba su atención para prestarle todita, empezó a llevar a su primogénito con él, ayudando a los niños necesitados y con una autoestima caída por los suelos, pedido por un amigo que estaba en cargado de algunos de ellos. El hijo se encargaba de ellos, aún siendo menor de edad, su padre por otras cuestiones no lo hacía, dejaba que el menor, tuviera algo de experiencia y de que ella aprendiera muchas cosas para que, cuando cumpliera la mayoria, ya estuviera reconocido en esos campos, aunque por lo menos un poco como él en algún momento lo hizo, odviamente, sabiendo ya algunas cosillas como su hijo.
Mientras tanto, afuera del salón en el que se encontraba el menor decaído, había cuatros personas hablando sobre el pequeño park, como iba su situación; el hijo del psicólogo se quedaba callado y escuchaba todo lo que decía, sin importarle mucho ese niño.
_ Doctor Min...¿usted cree que muy pronto jiminie, podrá superarlo?_ preguntó la madre con la mirada decaida, su esposo sobó la mano de la mujer, dándole apoyo.
_ Yo creo que todo se puede superar, sólo es cuestión de uno mismo en querer hacerlo y su hijo..._ el psicólogo lamió sus labios, bajó la mirada y la subió después de 5 segundos al ver a la pareja de esposos tan tristes, sin saber que más hacer. _ Estoy segura, que su hijo no quiere estar así y verlos sufrir por culpa de él o eso es lo que tengo claro; pero sus ganas son tan mínimas que cuando recuerda algo que lo atormenta, cada vez que pone las ganas y fuerzas...se deja vencer y eso no ayuda en nada.
La señora, miró a su esposo con las lágrimas recorriendo su bella y delicadas mejillas, su esposo la abrazo y se abstuvo de llorar con ella; tenía que ver alguien que no se consumiera por la tristeza y ser el soporte de esa pequeña familia que habían construido los dos con tanta devoción y amor.
_ Entonces, ¿dice que si mi hijo no pone de su empeño es una perdida de tiempo?_ preguntó el padre con notable preocupación
El psicólogo asintió y miró a su hijo que miraba a la pareja indiferente ante la situación, el menor se percató y el mayor le hizo una seña de que se retira.
_ Bueno, yo me retiro...tengo que hacer unas cosas. Espero que su hijo se recupere. Permiso _sin mirar a sus padres y con un asentimiento de cabeza de los esposos, se retiró.
_ No quería decir esto frente a mi hijo; pero me iré de viaje pronto y dejaré a mi hijo aquí en este país para que termine sus estudios y bueno..._ se puso nervioso_ él no lo sabe y aún no lo debe saber, sino se querrá venir conmigo y su madre y yo, no queremos eso...sé que no es momento y en estas circunstancias, pero antes que pagen para otro citatorio, quiero avisarles que ya no podré atender a su hijo por asuntos de negocios familiares que me llegan a dejar este país, enserio lo siento mucho. _ los esposos se miraron escandalizados y luego al psicólogo, sin saber cómo responder a esa confección.
