Yoongi y Hoseok viven juntos a la afueras del distrito de Kojang, alejados del bullicio de la pequeña ciudad. Sus vidas parecieran ser de lo más comunes y tranquilas, después de todo no hay gran cosa que pueda ocurrir en aquél pequeño lugar.
No hasta que la casa de a lado se ve ocupada.
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—¡H-hyung! ¿qué está haciendo? —La voz de Hoseok retumbó aturdida en dirección del mayor, quien yacía de rodillas en el marco de la ventana, observando atentamente hacía afuera mientras que su larga cola se movía de un lado al otro.
Las orejas de Yoongi se movieron velozmente, tratando de ocultarse en su oscura melena.
—N-nada —Contestó rápidamente sin apartar la vista, sus mejillas rosáceas se apegaban cada vez más al borde.
Hoseok realizó una mueca y se mantuvo detrás del pelinegro con las manos cruzadas sobre de su pecho, tratando de averiguar que es lo que tanto veía.
—Oh~ —Alcanzó a decir Hoseok, cuando el abdomen desnudo de un hombre apareció. Yoongi apretó con más fuerza la madera blanca que rodeaba la ventana y su vista se agudizó más en aquel desnudo cuerpo. Quería ver más, pero la cortina obstruía su vista provocando que refunfuñara.
—Pervertido. —Susurró el menor mientras pasaba sus dedos entre los cabellos oscuros de Yoongi, acariciando así sus suaves orejas. Yoongi de inmediato apartó su vista y salió huyendo de la habitación, no sin antes dedicarle unas lindas palabras a su amigo.
—Yo... n-no, ¡No soy un jodido pervertido, Hoseok! ¡no jodas!
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Espero les guste. Cualquier cosa, pueden escribirme ¡! <3
