𝚜𝚊𝚔𝚎 + 𝚕𝚊𝚋𝚒𝚘𝚜

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Otra botella vacía de Sake se sumaba al piso y Jungkook no despegaba la vista de los rosados y ya esponjosos labios del mayor. Incluso, de vez en cuando podía ver como el cristalino liquido recorría aquellas carnes, haciéndose camino por el lateral de éstos. Mientras tanto, Yoongi disfrutaba del alcohol, el cual había sido un regalo. Como si aquello hubiese sido una ofrenda. Y tal comparación no hizo más que erizar sus orejas, las cuales aún se mantenían ocultas del invitado. 

La velada transcurría en quietud, Jungkook se caracterizaba por ser un bebedor tranquilo, de vez en cuando decía algo y Yoongi, si lo veía necesario, respondía, si no, pasaba de largo. Y tal cosa no molestaba al castaño, pues le bastaba con tener un acompañante de bebida, y nada más. 

Hace dos botellas que el par había decidido cambiar de lugar. Adentro el calor los consumía y buscando mejor comodidad terminaron afuera. Sentados en el pórtico, sus cuerpos uno al lado del otro, bajo la luz de la luna.   

Pronto, la cuarta botella ya estaba en camino. Si seguían a ése paso su destino sería como el de las anteriores y lo sorprendente es que ambos, parecían ignorar magníficamente los estragos del alcohol, o al menos de eso estaban seguros, hasta que, los mofletes de Yoongi comenzaron a tornarse rojizos y sus pequeños ojos lucían ya más brillantes, e incluso sus filosos colmillos amenazaban con tomar posesión de un buen trozo de carne. Jungkook a penas y notó ello, tal vez fuese porque el alcohol en su sistema ralentizaba sus acciones y pensamientos, o tal vez, simplemente era muy tonto para notar ésas cosas.  

Aunque lo que si pudo percibir, fue el comportamiento dócil que el mayor comenzaba a denotar. 

Y es que era más que evidente, pues Yoongi recargaba ya su cabeza sobre el hombro del menor. Ignorando los protocolos del espacio intimo entre completos desconocidos. Sus manos blancas y tersas se movían sobre de los fornidos brazos del castaño. Tentando el relieve de los extraños tatuajes. 

Jungkook no dijo nada. Ni siquiera se apartó. 

—¿Por qué siento que serás un problema? —La voz de Yoongi, ronca y con cierto tono lascivo retumbó en los oídos del joven. 

—¿Yo? ¿Un problema? —Jungkook rió tan secamente, causando que la cabeza de Yoongi diera pequeños brincos. Mordió el interior de su mejilla. No, no sería la primera vez que incluso él mismo pensaba eso, el ser un problema. 

—Tú no eres el problema —recalcó Yoongi, como si éste hubiese justamente leído sus pensamientos. 

—Entonces, ¿por qué... —Jungkook no logró siquiera terminar la pregunta cuando el híbrido, ahora oculto en su pecho, se atrevía a contestar. 

—No lo sé, supongo que, con el tiempo, he aprendido a culpar alguien más, antes que a mi y salir herido.  

Jungkook calló. Había algo en aquellas palabras que lo identificaban, para él era similar. Con la diferencia de que él siempre se culpaba, no importa qué. 

Sus manos con gentileza se amoldaron al cuerpo del mayor. Yoongi parecía temblar, pero en cuanto el tacto del menor se hizo presente éste se dejó envolver. 

—Creo que no me caes tan mal. —Jeon soltó una risa tímida— Y además hueles tan bien. —La pequeña nariz de Yoongi se restregaba ya cínica sobre el pecho del menor, quien ante la acción no evitó colocarse un poco nervioso.

—Hyung, creo que ya está ebrio. —Interrumpió al mayor, tomándolo del menton, acunando con su diestra el fino y níveo rostro de Yoongi. Esta vez notó sin reparo el brillo en los ojos del mayor. El azul emanaba de manera preciosa, y sus labios entreabiertos le incitaban a algo más. Su manzana de adán subió y bajó de un tajón ante sus pensamientos poco decentes.

Lo mejor sería terminar con lo que fuese que estaba sucediendo ahí, e irse a su casa. 

—Creo que ya debería irme. —Dijo poco convencido, sin despegar por un segundo la vista sobre de Yoongi. El otro desvió rápidamente la vista del menor y se alejó. 

—Seguro. 

—¿Quieres que te lleve adentro? 

—Puedo yo solo —se aventuró a decir mientras con rapidez se colocaba de pie, causando que perdiera el equilibrio, Jungkook quién permanecía cerca de él no dudo en tomarlo entre sus brazos, protegiendo así el menudo cuerpo del híbrido. 

El pecho de Yoongi se sacudió. 

Sentir los brazos del menor a su alrededor le provocaba un estremecimiento. Se sentía tan malditamente bien, que le aterraba. 

De manera brusca se apartó. Sus propias manos se hallaban tocando la zona donde anteriormente Jungkook lo había sostenido. 

—Entiendo. —El castaño pasó sus manos sobre dé sus muslos y los palmeó brevemente, buscando disipar la incomodidad recién instalada—. Descansa Hyung.

No esperó recibir respuesta y giró rumbo a su propia casa. Yoongi le observaba desde atrás, alejándose de él, causando que su pecho se acelerara emitiendo desde lo profundo de su ser cierto calor.  

Relamió por unos segundos sus labios, su voz ronca queriendo pedirle que se quedara un rato más. Sin embargo, ni un mísero "gracias" o "Tú también descansa", fue capaz de pronunciar. 

Jungkook no tardó en quedar fuera del alcance del pelinegro, por lo que Yoongi, confundido por su actuar prefirió no pasar lo que restaba de la noche en la casa, así que sin dar más partido a sus emociones adoptó su forma salvaje, partiendo directo a la falda de la montaña, refugiándose en las sombras del bosque. 

Jeon apenas había pisado la entrada de su hogar cuando ya se había deshecho de su calzado y prendas inferiores. Su cuerpo ardía y eso comenzaba a irritarle, con pasos recios se dirigió a la cocina, abrió el grifo y empapó su rostro con abundante agua fría. El contraste de las temperaturas logró reconfortarlo. Soltó un largo suspiro y arrojó su cabeza hacia atrás. Con sus ojos cerrados comenzó a evocar la imagen de los labios de Yoongi. Soltó una carcajada y negó.

Estaba jodido si creía que iba a vivir tranquilo. 






  


Hyung! what are you doing? »ĸooĸgι«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora