𝚙𝚊́𝚕𝚒𝚍𝚘𝚜 𝚝𝚛𝚊𝚜𝚎𝚛𝚘𝚜 𝚢 𝚐𝚛𝚊𝚝𝚒𝚏𝚒𝚌𝚊𝚗𝚝𝚎𝚜 𝚜𝚞𝚎𝚗̃𝚘𝚜

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̶I̶̶m̶̶a̶̶g̶̶i̶̶n̶̶e̶̶n̶ ̶q̶̶u̶̶e̶ ̶l̶̶a̶̶s̶ ̶f̶̶o̶̶t̶̶o̶̶s̶ ̶d̶̶e̶ ̶a̶̶h̶̶í̶ ̶
l̶̶l̶̶e̶̶v̶̶a̶̶n̶ ̶l̶̶a̶ ̶c̶̶o̶̶l̶̶i̶̶t̶̶a̶ ̶d̶̶e̶ ̶g̶̶a̶̶t̶̶i̶̶t̶̶o̶ .



Los mofletes de Hoseok ardían pues había metido la pata en grande con el musculoso de allá afuera. Por su parte Yoongi le observaba desde la sala, sentado sin vergüenza alguna y en desnudez total. El menor soltó un jadeo, quejándose por lo cinismos del híbrido.

-¡Por un demonio! -sus manos al aire, en signo de frustración- Hyung... -Bajó ambas extremidades con suavidad y controlando su respiración notablemente alterada, prosiguió- ¿Podrías dejar de andar desnudo por ahí?

El otro le sonrió divertido, mientras su lengua se deslizaba desafiante sobre sus rosados labios.

-No. -Contestó mientras se estiraba y se recostaba de largo en el tapete afelpado de la sala.

-¡Hyung! ¡por favor! deje de andar de exhibicionista, alguien podría verlo... ¡él podría verlo!

-¿Quién? el tipo yo las puedo y me las cojo a todas. Nop.

-¡Yoongi hyung! -El gato soltó una carcajada, exponiendo sus colmillos y, colocando sus manos sobre la afelpada tela, acunó su rostro en las mismas. Yoongi le observaba ya con un mohín y su pequeña nariz arriscada-. Ahg, so-sólo vaya a ponerse algo en su maldito pálido trasero, ¿quiere?

El mayor refunfuñó e ignorando al pelirrojo comenzó a restregar su rostro en la suave tela.

Hoseok no tenía tiempo para discutir con su rebelde amigo, por lo que sin hacerle más caso pegó media vuelta y se dirigió a la cocina. Debía de preparar un buen banquete si quería rescatar, -aunque sea un poco- su ya lastimada dignidad.

Sacó un sin fin de vegetales, las lavó y picó, otras tantos los puso a hervir, además de enjuagar la popular semilla en abundante agua para acto seguido colarla y verterla en la vaporera, la cual se encargaría de darle como resultado, un esponjoso y suave arroz blanco. Incluso buscó un poco de ramyeon picante, aquél lo cocinaría hasta el final al igual que las carnes, las cuales eran la parte favorita del felino. Y también el alcohol, el cual de ser honestos, no le daba buena pinta, pues Yoongi gustaba tanto de el, que solía terminárselo en un cerrar de ojos, y él, bueno la bebida sencillamente no era lo suyo. Aún así tenía una buena dotación, oculta, pero la tenía. Ya en la cena vería que tanta de ella dispondría.

La mayoría de los alimentos ya se encontraban en pre-cocción, para cuando la tarde se anunciara el hacer la cena sería una cosa de nada. Con las manos sobre su cadera soltó un suspiro y asintió. Ya solo quedaba asegurarse que el pelinegro no anduviera por ahí, con las pelotas al aire y, claro, él debía tomar un baño y quedar completamente deslumbrante, para que así por mínimo, su vecino pensase que por lo menos, lo guapo y lo pendejo no faltaban en esa casa.

Hyung! what are you doing? »ĸooĸgι«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora