¡𝙽𝚘 𝚍𝚞𝚎𝚛𝚖𝚊𝚜 𝚍𝚎𝚜𝚗𝚞𝚍𝚘 𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚝𝚎𝚌𝚑𝚘!

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Comenzaba a sentirse fastidiado al no encontrar la manera de sentirse cómodo. El calor en verdad le frustraba, poniéndolo tan inquieto y de un humor nada afable al no lograr dormir, hasta que, sin tener otra opción, el pálido se decidió por salir.

No importaba, ya era tarde y no había alma alguna afuera, por lo que pasar la noche en el techo no era en lo absoluto una mala idea.

Deslizó la absurda prenda fuera de su cuerpo quedando en completa desnudez para así después tomar su forma salvaje. Estiró sus garras y las incrustó en el sillón haciendo fricción en la desgastada tela, segundos después se impulsó y subió hasta el marco de la ventana la cual se encontraba abierta. A unos metros de él se hallaba la casa vecina, que permanecía de la misma manera con la diferencia de que las cortinas danzaban libremente, permitiendo observar el solitario cuarto. 

Yoongi veía el lugar con absoluto descontento. Realmente detestaba la idea de tener a otro humano -que no fuese su Hoseok- merodeando el lugar.

El gato sin duda era territorial

Pronto comenzó a oír ruidos provenientes de aquella recámara causando que sus sentidos se agudizaran.

Tal inmueble podría estar en perfecta lúgubres pero él era completamente capaz de ver lo que en éste se hallaba. 

Un joven alto se posicionaba a escasos metros de la ventana, aquél llevaba una toalla enredada alrededor de su pelvis. Los músculos de su tórax lucían marcados, sin llegar a ser exagerados pero tampoco sin pasar desapercibidos, además de extraños garabatos sobre su piel.

El gatito contrajo una de sus orejas hacia atrás y sus patitas traseras se alzaron quedando ahora de pie.

Yoongi buscaba la manera de observar más de cerca, o al menos, ser capaz de ver su rostro, pero antes de que aquello sucediera aquél movió su cabeza en negación, como si de tal manera sacudiera lejos de él los extraños pensamientos un tanto perversos que se desarrollaban en su mente. 

Refunfuñando un puñado de cosas se ánimo a dar un gran salto sobre la base que le llevaría hasta la parte superior.

Jungkook extrañado asomó su cabeza, el sonido proveniente de la casa de a lado logró ponerlo en alerta. Negó después de no ser capaz de ver algo y de nueva cuenta se adentró, no sin antes correr la fina cortina translúcida para que los mosquitos no entraran.

El felino le observaba desde arriba y bufó cínico al ver como aquel simple humano no logró verlo y sin darle más importancia se dispuso a recorrer el techo hasta colocarse en la parte más alta de la vieja casona.

Sus ojos quietos admiraban el gran astro que se extendía sobre el negruzco cielo. Las estrellas le guiñaban coquetamente, haciendo del manto nocturno una gran pasarela. 

Hyung! what are you doing? »ĸooĸgι«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora