Querida Alba...

Prólogo.

"Querida Alba:

Las grises calles de Londres son ahora las dueñas de tu recuerdo. Los charcos parecen reflejar tus ojos, aún llenos de ilusión y de vida. Pero ese espejismo dura tan solo unos instantes, solo hasta que observo que no es tu rostro el que se refleja; es el mío. Los ojos vacíos, la mirada ausente, la sonrisa cansada.

Alba, a veces intento olvidarte. Pero hay algo, no sé el qué, que me impide hacerlo.

Hace siete años desde la última vez que te vi. Me acuerdo perfectamente de cada más mínimo detalle ya que, en el fondo, sabía que ese día cambiaría mi vida.

Llevabas un vestido blanco y unas sandalias del mismo color.

Me sonreíste, aunque no supe interpretar lo que esa mirada me quería transmitir. ¿Miedo? ¿Melancolía? ¿Impotencia?

He tardado años en darme cuenta de que la razón por la que no entendí tu mirada es porque estaba vacía.

Y allí fue, Alba, cuando descubrí que lo único que necesitaba era que esa mirada volviese. Mi única vocación era conseguir devolver la vida a tus ojos, como antes. Cuando estábamos juntos.

¿Te acuerdas?

¿Qué fue lo que nos separó? ¿Qué fue lo que provocó que te perdiera?

Todos los días las mismas preguntas. Y nunca recibo respuesta.

Vivo con mis deudas agarradas al cuello. Cada vez que pienso en el pasado una sensación de ahogo me invade. Necesito saber la verdad.

Tienes que saber que no cambiaría el pasado. No pretendo que vuelva a ser lo de antes.

Pero déjame decirte, Alba, que haré todo lo imposible por devolver la vida a tu mirada; y por escuchar por última vez un 'te quiero' de tus labios".