26 de diciembre de 2016

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Ojalá no se hubieran ido todos mis amigos y yo no me hubiera quedado aquí, viendo las tarjetas que usábamos para los juegos mecánicos.

Extraño Bariloche y me extraño a mí. Quiero volver a donde no escribía porque no había nada malo que textualizar, quiero volver a caminar siete kilómetros en la nieve para comer medias lunas con jamón y queso, quiero volver a saltar en charcos de lodo y caerme, y reírme, y llorar una madrugada afuera de casa, en la única parte dónde llegaba el internet, mientras intentaba no llegar a esto.

Ojalá a los quince años no hubiese tenido quince años y no hubiese llegado a México llorando, buscando unos brazos dónde morir, pero hundiéndome en mí misma. Ojalá no hubiese visto el paraíso en los ojos de esa chica.

Extraño Bariloche, extraño Argentina, pero más extraño al antes de eso, antes de estar al borde de perderlo todo.

No es una historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora