Rompimos el suelo de mi sala de estar. Erick me explico que el procedimiento estándar consistía en vaciar el depósito mediante aspiración pero el quería el depósito completo. Asentí,sin importarme lo más mínimo el motivo.
Nos llevó la noche entera,hasta que sacamos una caja de acero cerrada co tres tuercas de forma complicada. Erick cogió de una caja de herramientas una llave que utilizó para abrir la caja. Antes de abrir la escotilla se volvió hacia mi. Me pregunto si quería irme a otra habitación el tiempo que hacia los preparativos. Dije que no. No se muy bien por que. Quizás mi curiosidad de escritor que regresaba brutalmente como una fea costumbre de fumador mal desintoxicado. No trató de convencerme más y abrió el trozo de metal. Me arrepentí de inmediato de mi estúpida decisión.
Vomité en el fregadero de la cocina y espero algunos minutos antes volver con Erick.En el interior de la caja de metal había una vasija de cristal de alrededor de un metro sesenta por sesenta. En el interior flotaba un líquido transparente y restos humanos. Restos de carne y de piel. Algunos trozos de orejas o un minúsculo mechón de pelo. Tres o cuatro pequeñas rodillas despellejadas flotaban a medio disolver en el líquido.Lo que me hizo vomitar no fue el espectáculo en si,sino el dedo casi acusador que llevaba todavía la tirita con cabezas de ositos apuntándome.
Erick me explicó de la forma más sencilla posible que el teletransporte no existía. Que ese tanque figuraba en los planos como si fuera otra cosa. Un depósito de desechos inútiles,mientras que la fuente principal de la máquina estaba precisamente ahí. Su cartucho de tinta humana se encontraba allí y se reciclaba reutilizando los trozos de transportes precedentes.
Tuve ganas de llorar,o de vomitar otra vez. La locura me cegaba,tengo que reconocerlo. Pero mantuve la compostura. Como un chiquillo que juega a darse miedo,me agarré sólidamente a una baranda mental y contemplé el abismo de lo que implicaban estas palabras. Había perdido a mi familia un año antes.En tres segundos,habían muerto y quedado reducidos a papillas.
Erick enchufó la caja de cristal a unos cables que traía consigo. La puerta ya no parecía una puerta sino un objeto futurista salido de una película mala de terror. Había tubos enchufados por todas partes,cables y dos ordenadores emitiendo zumbido por el suelo. Después me hizo la señal de que estaba todo listo,y le di mi consentimiento final. El ruido de electricidad estática vibro en mis oídos.
Temblaba,de repente me entró un frío estremecedor y un cierto temor primordial ante la idea de llevar a cabo un acto impio.Ya estamos llegando casi al final de la historia. Gracias a todos los que leyeron,están leyendo y lo leeran.😘😄😍y si también pueden pasarse a mis otras historias.
Les quiero
Nos vemos mis amores.(Espero un votito o comentario algún dia😄🤣)