Helado para Dos ~ [Jackson Wang] TERMINADA

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 Nada como salir del trabajo con un humor terrible. Claro, al comenzar, hace medio año atrás, no tenía queja alguna; la paga siempre fue buena y el trato con los clientes regular. Aún recuerdo la felicidad de aquel tiempo cuando entré a trabajar en el local de cosmética. Cada vez que salía de camino a trabajar tenía esa bella sensación de adrenalina, esperando encontrarme con algo nuevo cada día. Sin embargo, ese agradable sentimiento se había apagado y convertido en rutinario, algo con lo que debía cumplir, una obligación. No me lo pasaba mal, en absoluto, pero días malos los había. Tal como hoy:

 Desde su entrada percibí que traería problemas, es una habilidad que se adquiere al tratar con diversas personas constantemente. Una mujer, de esas de aspecto y actitud refinada. Por empezar, usó tantos mostradores de perfume que perdí la cuenta, revolvió las botellas de shampoo para llegar a las del fondo, me retuvo como quince minutos consultando por máscaras de pestañas para terminar por no llevarse ninguna y, como cereza del postre, hizo un escándalo a causa de la falta de gel espumante orgánico de baba de caracol. Incluso se quejó ante la gerente por mi mala atención con ella. En mi defensa, cómo carajos sabría yo acerca de esa cosa de baba o lo que fuese. Finalmente, se llevó sus estúpidos shampoos y se marchó no sin antes dirigirme una adusta mirada.

 Tan pronto mi turno acabó, salí. No podía volver a mi casa, mi cabeza seguía muy atestada. Necesitaba distraerme un poco y relajarme. Comencé a caminar por la ancha acera de la avenida, sin rumbo alguno. Tres cuadras después, giré en una esquina y me encontré con unas tranquilas calles. Los locales en su mayoría eran de ropa y accesorios, el resto variaba entre cafés y algunos restaurantes e incluso una bicicletería. Era un vecindario muy acogedor, los árboles habían tomado un color amarillento, mientras que las flores daban sus últimas floraciones. Simplemente me dediqué a pasear admirando los detalles de esta zona, de la cual no tenía idea anteriormente. Ya con tan sólo está pequeña acción había calmado mi estrés. Continúe caminando hasta toparme con una vidriera. Una pequeña pizarra decía «Promoción 2x1». Se trataba de una bonita heladería. Permanecí unos cuantos minutos intentando decidir si entrar o no. Podría comerme dos helados yo sola, eso no lo dudaba, pero... Ah, como sea.

 Una campanilla sonó al compás de mi entrada. Sillones con muchos almohadones y lámparas colgantes decoraban el espacio creando un ambiente muy agradable. Detrás de la barra había un muchacho de, ¿cuántos?, más de 20 años, probablemente. Él me observó y rápidamente acomodó su delantal azul de uniforme. Observé la tabla de precios y las opciones de helado.

 —Hola —saludé.

 —Hola, ¿qué tal? ¿Qué llevaras? —preguntó entusiasmado.

 —Ahm... dime, ¿puedo pedir una promoción para mí? Es decir, comer un helado, luego ordenar el otro y pagar por la oferta.

 El muchacho se heló por un momento. Parecía no saber qué hacer.

 —Yo, yo... en verdad no sé si es posible eso, mi supervisora no está, no puedo preguntarle —respondió algo nervioso. Parecía ser un novato.

 —Oh vamos, puedes hacerlo —insistí.

 —O sea, ¿piensas comer helado para dos personas tú sola? ¿No traes amigas o pareja?

 —Oye —reclamé algo molesta—, el cliente siempre tiene la razón. Ahora sírveme mi helado —exijí con todo mi derecho como humana.

 —Realmente no creo que deba. Es una promoción para dos personas, si pagas el precio de la oferta para ti sola no es justo con el resto de los clientes —dijo como si recitara la Constitución de las heladerías del país.

 —Luego de nosotros, no veo a nadie más aquí —Miré hacia los costados. Él permaneció callado  intentando mantener una imagen autoritaria. Luego presté atención al pequeño cartel de plástico que llevaba en el pecho—. Okay... Jackson, hagamos esto —retomé y él se sorprendió al escuchar su nombre—, el otro helado se lo daré a alguien, ¿si?, ¿feliz?