Bienvenidos a la NASA

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Estamos caminando por un pasadizo estrecho de color celeste tecnológico. Al final se encuentra una puerta de hierro. Aquí es donde se van a quedar mientras se hacen las pruebas de reclutamiento. La puerta se empezó a abrirse y logro contemplar un cuarto extenso con algunas personas en sus respectivas. Estoy mirando cuando Erick me dice: ¡Hey mira, hay dos puertas de cristal! Oh, a donde llevará esto, dijo Erick. A la sala con experimentos de reclutamientos. Interrumpe una voz. Hola, ¿qué tal? Le digo. Soy el que está encargado de las prueba. Me llamo Fabio. Prepárense para el escaneo de genes, puede que les duela, exclama silenciosamente ¡No quiero que escaneen mis genes! ¡Y para qué! Le empiezo a gritar.

Tranquilízate, solo es un escaneo. Me dice Erick. Yo siempre he sido un poco quisquilloso con los chequeos médicos, por lo que 'escaneo de genes' no me gusta para nada. Si es solo un escaneo rápido, es para separarte entre los niveles inferiores a superiores, diciéndolo de una manera. Bueno, yo lo permito, dice Erick.

Dentro de un rato llegamos a un cuarto un tanto más oscuro. Llegamos, aquí párense por favor. En el suelo hay cuatro diamantes amarillos pintados en el suelo, según el científico teníamos que pararnos en uno de los diamantes (uno por cada uno). Las luces se encienden continuamente y un láser verde empieza a emanar de los diamantes.

Estoy algo asustado, la desesperación hace que mire a Erick y que él me mire a mí, las partículas verdes nos han paralizado y nonos podemos mover. Empiezo a sentir punzadas de dolor, es como si las partículas verdes quemaran, aunque están frías. Las luces se apagan de repente y Erick y yo nos arrodillamos en el suelo. Fabio sale de un cuarto más elevado y nos pregunta: ¿Son ustedes hermanos? No, ¿Porque lo dice? Le preguntamos casi al mismo tiempo.

Fabio se levanta y saca de su bolsillo una esfera, nos deja unos cuantos segundos para observar, es de color plomo pesado, tiene una abertura celeste brillante en la mitad y unas luces coloridas por encima. Repentinamente Fabio lanza la esfera a suelo y un cilindro holográfico de información nos rodea. Su sangre es diferente en muchas cosas, pero las habilidades de cada quien son muy parecidas.

Fabio nos empezó a hablar anónimamente. Chris tiene más habilidades físicas que Erick, sin embargo, Erick tiene una mente más creativa y brillante. Dado y hecho mi trabajo terminó, síganme al examen médico.

Caminamos unos cuantos segundos en cuando encontramos una puerta algo extraña: Tiene tres aberturas, cada una tiene una puerta de plomo distinto. "Mi trabajo ya acabo, en unos instantes Albert los va a tratar." Ok adiós. Decimos casi a la misma vez. Al momento que se va la puerta se abre y una persona con una pantalla táctil flotante nos saluda. Hola, yo soy Albert, como ustedes sabrán. Síganme, los conduciré hacia su análisis. Una pregunta: ¿Cuántas pruebas faltan? Ya estoy muy cansado. Dice Erick. Ah no descuida. Solo es esta e irán a sus barracas, su entrenador les explicara cosas principales de acá.

Acompáñenme a mi laboratorio, acá será donde tomaran su prueba. El laboratorio está en calma, solo puedo escuchar mi palpitar de mi corazón. Nos paramos repentinamente y Albert nos empieza a decir échense en este escáner por favor.

Me pare y me empecé a sentir pesado... Fue rápido, me desplome y Albert me desperró luego de un rato. Acabó el chequeo, ambos estamos bien. Al menos eso dijo. Albert ya no se encontraba. El laboratorio estaba vacío. ¿Cu- cuanto tiempo dormí? diez minutos, uno más uno menos...

Nos podemos tomar nuestro tiempo para ir, pero no más de las tres en punto, (por cierto eran las siete y cuarentaicinco) ahí nos van a explicar las cosas. Me parece bien, creo que deberíamos ir en diez minutos. Podemos conocer algunas personas.

Estamos en la sala principal, no estaba tan lejos del laboratorio, así que no estábamos cansados. ¿Cómo reconocemos a los reclutados de los científicos? Le pregunto a Erick. Al final de todo el escuchó lo que nos dijo Albert.

-Los reclutas tienen placas de color gris pálido. O sea que tenemos accesos limitados. Como tú y yo. Los científicos tienen placas de doradas. Pueden entrar a todos lados.

-¿No te parece extraño que acá tengan tecnología más avanzada que el resto del mundo? ¡Ni el FBI propia tiene tanta tecnología! -Tienes razón, pero la otra vez que quisimos explorar un caso salió mal, muy mal. -Tienes razón... ¡Mira, un trío de personas con tarjeta plateada!

El trío estaba formado de dos hombres y una mujer. Los hombres eran de estatura regular, la mujer era bastante pequeña. Se pudiera decir que le llevo cabeza y media. Erick y yo nos acercamos a ellos y los saludamos: Hola yo me llamo Chris y él es mi amigo Erick. ¡Es un placer conocerte! Yo me llamo Nía, y estos dos son mis amigos de toda la vida: Fernando y Pitt.

Pitt tenía unas gafas puestas, un polo gris humo de mangas largas, guantes y pantalones vaqueros negros, también llevaba una gran mochila rojiza, Era moreno, ojos oscuros como la noche, pero parecía siempre acompañarse con una sonrisa. Fernando llevaba una ropa que parecía idéntica, solo que él no llevaba lentes ni guantes, tenía la piel bronceada, se notaba como disfrutaba la vida. Nía llevaba un polo colorido y shorts azules con zapatillas deportivas, era bastante pálida, tenía ojos marrón oscuro y cabello marrón claro.

¿Qué te trae por acá? Me pregunta Nía. Ah, yo solo quise alejarme de mi padre, es que me trataba mal, susurro. Pero mi amigo Erick no me quiere decir la razón por la cual me acompañó. ¿Tu amigo es mudo o es que solo es tímido? ¡Claro que no! Reacciona Erick, lo dijo en un tono de risa menor. Es que mi amigo Chris no me deja hablar. Ah, pues yo siempre he querido ver el espacio con mis propios ojos. Dice Erick.

Pitt intervino, a pues, yo soy huérfano, junto a Fernando. Somos como familia... Después de un rato conversando cuando suena una alarma:

¡Todos evacuen el área, estamos bajo ataque! Repito, ¡Todos evacuen el área, estamos bajo ataque! ¡Pero qué rayos es esto! Nunca hemos escuchado esto. Nos empieza a gritar Pitt. ¡Escóndanse!, empiezo a gritar con todas mis fuerzas. Creo que deberíamos evacuar mejor. Yo no creo eso, empieza a decir Fernando con una voz temblorosa. Señala la puerta de escape y cerca de ahí un gancho emerge del cielo rompiendo la ventana. Creo que deberíamos escondernos. Todos nos escondemos bajo una bancas al mismo tiempo... Estamos observando si nada más que hacer, en cuando unas personas encapuchadas con armas de aspecto extraño bajan de los ganchos.

La puerta al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora