Empiza nuestra aventura

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¿Están examinando esto? Dice Erick, yo creo que sí, dice Pitt. Estábamos asustados, solo escuchábamos sonidos perturbadores que provocaban las armas, teníamos armas improvisadas para defendernos, como escombros o palos. Los guardias de seguridad aparecen, son cinco contra quince, creo que no van a salir vivos de esto. Dice Fernando. Deberíamos ayudar, digo. No creo que seamos de tanta ayuda. Discutíamos por varios segundos en cuando un guardia dice: ¿Ya no hay nadie? SI, ya revisé el área dice el guardia de su derecha, entonces no hay tiempo que perder. Los policías sacan de su mochila unos rifles

¡Abran fuego!, los policías empiezan a dispárales a los invasores y al pleno contacto se esfuman. ¿Pero qué? ¿Cómo es eso posible? Empiezo a decir. Después susurro: -Con razón, esto no me parecía para nada a la Nasa. -SCH, Cállate, nos van a encontrar, me gritan susurrando. Un tono muy extraño en verdad. -¡Muy tarde!, grita Nía. Todos miramos arriba y la banca se va para un lado. Hay un encapuchado que nos apunta.

Yo le doy una patada rápida por reflejos y el encapuchado se cae. Provocando que falle el disparo. Nía no tarda en reaccionar, dándole con su puño en la cara. El encapuchado queda inconsciente. Y en eso logro observar que un policía está en la mira de un encapuchado. No trato de pensar en las consecuencias, pero agarro el rifle del encapuchado inconsciente y doy un disparo rápido.

El proyectil avanza rápidamente con un zumbido similar al de una avispa y le acierta en el pie del amenazador, por pocos centímetros, evaporándolo por completo. Uno de los agresores (claramente el jefe, por su color) grita: ¡Retirada! En cuestión de segundos los encapuchados se empiezan a desaparecer por los grandes garfios.

¿Estás bien Carl? Dice un guardia a lo lejos. Carl recupera la visión y se da cuenta que nosotros no somos guardias ni nada de eso y empieza a gritar: -¿¡Ustedes vieron todo!?-¿Me creerías un no? -O no, me van a despedir...

¡Espera, yo los conozco! Grita un guardia a lo lejos, era Rayo Fugaz. Guau, ustedes dos no se pueden dejar de meterse en problemas. Nos dice con un tono autoritario.

Otro guardia a lo lejos interrumpe a Rayo Fugaz: -¡Ustedes cinco, están arrestados! Grita Carl -¿¡Qué?! gritamos aterrados y sorprendidos. Perdonen, pero reglas son reglas. -¡Eso es una tontería! grita Nía. -¡Rick acaba de salvar tu vida! -Me llamo Chris... Le digo decepcionado. -Ah, perdón. Oye, oye, Carl, tómatelo con calma. -Aunque estos sean unos novatos, son bastante valientes, y no mencionemos que el de ahí tiene buena puntería. -¿Estás diciendo...? pregunta un guardia. -Sí, hay que reclutarlos.

-Tonterías. Estos, estos... ¡Mequetrefes!, no lo soportarían. -¿Ustedes que dicen, aceptan? Todos estábamos nerviosos, asustados. Pero Pitt decidió aceptar. Luego uno por uno fuimos aceptando hasta que solo quedó Fernando. -Eh, ¿Qué pasa Fernando? -Es que... no quiero.               -¡Pero prometimos estar juntos por siempre! Dice Pitt. -Sí, solo que me asusta... -A todos nos asusta, pero este era nuestro sueño, ¿verdad? -Tienes razón. Fernando acaba participando.

Los guardias se voltean y se dispersan. Psss, -¿A quién seguimos Chris? ¿Y cómo conoces a Rayo Fugaz? -Conocemos, le corrijo. Nos ayudó después de estar en el navío de los lobos ardientes, sin el Erick y yo estuviéramos vagando por las calles.

¡Pero qué estupidez son los lobos ardientes! Pregunta Nía. Ah, son unos terroristas, no es nada. Interrumpe Erick. Oigan, ¡Novatos! Todos volteamos repentinamente. Era Rayo Fugaz . ¡Ya, muévanse! Tenemos prisa. Empieza a hablar: Tenemos que estar en el navío en cinco minutos. ¡Navío, a partir de ahora le temo a los barcos! Ha, creo que no entendiste Chris, un navío no es un barco, es, como decirlo.... Un cohete.

Y para que, ¿Para ir de excursión espacial? Bromea Fernando. Rayo Fugaz dice: Solo iremos a un laboratorio pequeño para hacerles la prueba. Después iremos al puerto de tele transportación más cercano. ¡Espera un momento, tele transportación! Grita Nía. Erick le sigue: ¿No que eso era solo un asunto de imaginación? Sí, eso creíamos, hasta que se descubrimos las frecuencias autónomas de rayos moleculares que dispersarían la mate...

¡Por favor, ya me aburrí! Grita Erick. -Que grosero, dice Rayo Fugaz. -Creo que deberíamos ir al grano. -Sí, tienes razón. Caminamos hasta la puerta de vidrio templado que vimos anteriormente. Al cruzarlas nos sorprendemos al ver un centenar de navíos de distintos tamaños y formas. Asombrados, avanzamos hasta el penúltimo, uno cuya forma me hacía recordar a una nave espacial de alguna caricatura que había visto.

Esta es mi nave de transporte, está vacía, ya que todos los demás están en las minas, ¿Sabías que acá se encuentra la mejor fuente de Clarerina de este páramo del universo?

Para empezar, ¿Que es la Clarerina? Le pregunto. La Clarerina es un mineral muy resistente y tiene propiedades mágicas, un sabio les va a explicar lo demás. Pero me adelantaré en una cosa:

Con la Clarerina se hacen armas, armaduras y amuletos. Prepárense para el despegue. ¡No estoy lista! Grita Nía. Bueno, si quieres ve al cuarto de tu derecha, ahí no sentirás nada. Nía se voltea y va a aquel misterioso cuarto. No da miedo ni nada por el estilo, solo que su puerta es de un metal pintado de celeste.

Un círculo nos rodea y se crean sillas holográficas que, por tras unos segundos, se materializan y nos podemos sentar. Repentinamente sentimos un temblorcito, pero este acaba rápido. Rayo Fugaz dice desde el asiento del conductor: Hey, aunque no me crean, ya estamos en el espacio. Se para y toca la puerta al cuarto de Nía. Ya puedes salir. Nía abre la puerta y observa el paisaje desde la ventana. Todos corremos hacía las ventanillas y vemos lo hermosa que es la Tierra. Verde, azul y da una ilusión de brisas gigantes.

Síganme. Voy a hacer algo rápido con ustedes. Rayo Fugaz nos conduce a un cuarto con diez sillas, bien iluminado, donde un ancianito programaba en una máquina.

-¡Hey, Rayo fugaz, ¿qué te he dicho de no traer gente de la tierra? -Oye, estos de acá salvaron a Carl de un lobo ardiente. También Los dos de tu derecha hundieron un barco terrícola de los lobos ardientes. Rayo Fugaz voltea y me agarra a mí y a Erick, uno por cada lado. Después, el otro me hace inhalar un gas y me quedo dormido

Cuando me despierto no veo a nadie, solo que siento algo diferente en mí, y dentro de un rato descubro que es. ¡Era mi cerebro!, ¡era como si fuera un USB, y me hubieran cargado de información! Simplemente sorprendente. Conocí que este proyecto fue solo una prueba, pero salió desastrosa. Era para capturarlos, solo que nunca llegaron a la cárcel, y nadie sabe donde están. También información superficial sobre la Clarerina y la vida en el espacio.

Levanto la mirada. Definitivamente no estaba en la nave, este lugar tiene pinta de ser más complejo. A mi lado están Erick, Pitt y Nía, pero, ¿Dónde está Fernando? Levanto el pie para avanzar solo qué algo me lo impide, cadenas de hierro me tienen agarrados de las piernas y brazos, al igual que todos.

Rayo Fugaz se para y exclama. Dentro de unos segundos entrarán en una alucinación para ponerlos a prueba, si mueren dentro de aquella simulación sus mentes regresarán a la vida real. Si lo logran, también regresaran. Lamentablemente su amigo Fernando se rehusó a entrar en la cápsula. Le preguntamos si quería volver a la Tierra y el exclamo que sí, así que le borramos su mente de este suceso y lo devolvimos a la Nasa, por el caso de que sospecharía de su ausencia le hicimos creer que ustedes regresaron a sus casas.

En fin, les deseo suerte.

Nos empezamos a sentir mareados, en especial yo, ya que mi mente no es tan fuerte. Siento como si la realidad se deformara, dejando solo un espacio vacío, el escenario vuelve a cambiar, dejándonos a nosotros en un ganado de noche.

La puerta al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora