el trato entre un nefilim y la corte de angeles

769 44 27
                                    

Todos estaban quietos sin poder mover un solo músculo, tanto así que incluso parecía que habían olvidado como respirar, un silencio absoluto reinaba el lugar y todas las miradas estaban fijas en el frágil cuerpo de Levi.

—No puede ser..., esto no puede ser cierto..., yo no pude haber intentado ma..., mat... —Jace no podía terminar la última palabra, miro sus manos con terror recordando cuando estuvo a punto de acabar con la existencia de Leviatan.

—No podías saberlo, nadie lo sabía... —Simon posó una de sus manos sobre la espalda de Jace, dándole suaves palmadas para calmarlo.

Maryse aún estaba en silencio recordando las imágenes que le mostraron, se resistía a creer que aquel niño era su niño —yo..., no, no puedo creerlo, esto es imposible, esto es cruel, ¿quién nos esta haciendo esto?.

A su lado Isabelle observaba atentamente al pequeño que dormía profundamente, ella no sabía si acercarse o alejarse, así que decidió mantener su distancia por si todo fuera un vil engaño.

Todos mantenían su distancia, cuando de pronto Maryse decidió escuchar a su corazón y se acercó a Levi. El parecía estar teniendo un  mal sueño así que acarició su cabello con ternura y se puso a cantar aquella antigua canción francesa que sus hijos amaban, lo vio relajarse y acurrucarse más cerca a ella buscando su calor. Su corazón aumentó el ritmo de sus latidos, el calor y aroma del niño le trajeron recuerdos felices, se recostó a su lado, vigilando su sueño por horas y de vez en cuando limpiaba su frente de las gotas de sudor que ahí se acumulaban, estaba atenta a cualquier señal, a cualquier cambio en su semblante que le dijera que iba a despertar.

No se separó de él en lo que restaba de la noche, mientras Magnus iba por su esposo a pedido expreso de ella, ya que los hermanos silencioso habían informado a la clave lo que estaba sucediendo y era cuestión de tiempo antes de que decidieran intervenir.

Bajo sus faldas llevaba una daga y cerca a la cama lista para usarse el arma favorita de su esposo, su guisarme, la cual había sido entregada a ella para la protección de sus hijos, aún recordaba su despedida "cuida de nuestra hija y de paso del estúpido hijo que nos echamos encima", sonrió al recordar sus palabras y el último beso que se dieron ante la presencia de sus hijos quienes se quejaban con los ojos cerrados.

Se preguntaba ¿Qué diría Robert si supiera que su bebé había sido devuelto a ellos?, ¿Estaría tan feliz como ella?. Decidió dejar esos pensamientos y se centró en acariciar las mejillas sonrosadas de Levi, ella lucía amorosa cuando lo observaba, pero apenas las puertas eran abiertas su mirada se endurecía y su mano iba directo a empuñar la guisarme, estaba dispuesta a usarla contra quien sea que quisiera hacerle daño.

La calma no duró mucho, afuera de la enfermería todo era un revuelo, la clave se había enterado de la presencia de Leviatan y querían su cabeza, ellos no habían escuchado las explicaciones de los hermanos silenciosos; estaban dolidos, querían venganza por la pérdida de sus familias en la guerra que el inició.

A la mañana siguiente, Levi despertó y se sorprendió cuando vio a Maryse observarlo mientras acariciaba su mejilla derecha, se sonrojó y la observo por breves segundos y sin previo aviso se lanzó a sus brazos llorando y llamándola a gritos.

—... mamá, ...mami —el pequeño se aferraba a su cuello y Maryse lo abrazó dándole pequeños besos en la frente.

El momento no duro mucho, la puerta fue abierta intempestivamente y nefilims con algunos subterráneos entraron presurosos; la decisión había sido tomada, Levi debía morir. 

Eran demasiados, Isabelle, Jace y Simon trataban de detenerlos sin hacerles daño, pero era casi imposible, Maryse escondió al niño tras ella y se preparó para la batalla, las armas chocaban y llegó un momento en que uno de ellos logró hacerse con Levi y estuvo a punto de asesinarlo, pero ella no lo permitió, Maryse hirió a uno de los suyos y cuando se disponía a acabar con su vida el grito de dolor de Levi la distrajo el tiempo suficiente para que el cazador usará su espada contra ella.

Tuyo... Mio... NuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora