Al Sur

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Una luz me cegó momentáneamente... mientras mis ojos se acostumbraban al potente haz de luz, los prisioneros, gritando a pleno pulmón, se lanzaban en tromba al hueco que se abría en la encrucijada...
Un atronador ruido se alzó por encima de las voces: un estallido de explosiones, y el silbido de balas desgarrando el aire, penetrando en los cuerpos de la gente que avanzaba hacia una muerte segura. Una ametralladora de gran calibre que segaba todo aquello que se le ponía por delante.
Nosotros, a cubierto a un lado no podíamos hacer otra cosa que observar el cruento espectáculo. Los segundos se alargaban, como si de siglos se tratasen...
-No moriréis en vano camaradas, los peones son las piezas más valiosas del tablero, porque les da la oportunidad al resto para inflingir más daño al enemigo...
Y de no se sabe dónde apareció Sergei, con algo parecido a un ladrillo en la mano. Corrió haciendo eses hacia la puerta, y cuando estuvo lo suficientemente cerca lanzó el extraño paquete más allá de las puertas. Mientras lo hacía salió de su boca un grito gutural y salvaje, un grito aterrador, que sólo una bestia que no puede hablar es capaz de articular; en un grito se concentraba todo el odio acumulado durante años de sufrimiento.
Al cabo de unos segundos se oyó un potente ruido, una explosión seguida de una deflagración, el fuego creado por el explosivo absorbió todo el aire de alrededor creando un estallido aún más potente si cabe.
-No subestimes la capacidad y el ingenio de los subyugados, americano. El oprimido busca cualquier forma posible de liberarse de su esclavitud -se giró y le lanzó un saludo escueto, con un movimiento de cabeza, a Nikolai.
El resto fue rápido y violento: los prisioneros seguían avanzando, por encima de sus hermanos caídos, disparando al enemigo o simplemente cargando contra ellos y acabando en un destructor ataque cuerpo a cuerpo muy parecido al que se puede ver en un animal acorralado; cuando no tienes nada que perder, te aferras a la vida con todo lo que te queda.
-Ya hemos hecho salir a las ratas, ahora toca acabar con el nido.
Junto con la tromba de prisioneros, fuimos ascendiendo niveles, al parecer el caod se habia generalizado a todos los sectores y no estaban preparados para abarcar un frente tan ancho. Con cada paso se unía más gente a la marea, todos hacia una misma dirección; hacia arriba.
Finalmente, empezamos a llegar a los niveles más superiores (casi se podía empezar a oler el aire fresco), fue en ese momento en el que Yuri nos detuvo.
-La rebelión ya tiene fuerza, nuestra tarea acaba aquí, ahora debemos escapar, antes de que el enemigo se reorganice o acudan los refuerzos. Los muelles de desembarque están hacia el este, vamos para allá...
-Pero qué pasa con el resto? Vas a dejar que sigan su camino hacia una muerte segura?
-Americano... en mi país solemos decir: vive para luchar otro día...
-Eso no es luchar, contra ellos no es luchar, en lugar de eso podrías decir: vive para morir otro día... -esa fue la primera vez que Yuri me decepcionó, aunque de haberlo sabido, habría esperado un poco antes de hablar.

Seguimos caminando por los pasillos, guiados por Vlad, que al parecer había estado descargando mercancía algunas veces y se acordaba del recorrido hasta los muelles espaciales.
Cuando nos encontrábamos con algún guardia lo eliminábamos sin miramientos, por suerte para ellos, todas las fuerzas se habían concentrado en el centro de mando, en la zona más al norte. Llegamos a los muelles, había algunas naves menores, seguramente traían víveres para aquel día.
No se veía un alma por ninguna parte. Nos acercamos a una pequeña nave de transporte y nos pusimos a los mandos.
-Qué rumbo, Yuri?
-Vamos al sur

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⏰ Última actualización: Mar 16, 2018 ⏰

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