Salir del nido de ratas

4 0 0
                                    

La gente corriendo de un lado a otro, gritos, el humo del mirador subiendo a través de los pasillos, el fuego extendiéndose por la estructura...
-Y ahora qué Yuri?
-Ahora, querido amigo, es el momento de luchar por la libertad...
-Sí, lo que tú digas, eso suena poético que te cagas pero yo pregunto por los detalles: cómo vamos a salir de este atolladero?
-Cómo se sacan a las ratas de sus nidos subterráneos? Prended fuego a una de las salidas y esperas a que el humo haga salir por el otro agujero a las que quedan dentro... bueno, ahora el funcionamiento es parecido...
-Ves a los detalles si no te importa -me empezaba a impacientar y no pude evitar cierto tono cínico en mi voz.
-Los yankes sois bastante maleducados, eh americano? Pues bien; los servicios anti incendios de la mina vendrán a sofocar el fuego antes de que llegue a las tuberías de gas que aprovisionan a este complejo o peor aún, antes de que lleguen a los oleoductos que cruzan la mina rumbo a las ciudades de más al este. Cuando ellos entren, nosotros saldremos. Llegamos a los pisos superiores y buscamos algún vehículo que nos pueda sacar de aquí, dah?
-Parece buen plan... supongo...
-Entonces vamos!
Fuimos hacia un corredor ancho que ascendía unos cuarenta metros y que acababa en unos gruesos portones metálicos. Alrededor de la encrucijada, decenas de presos se preparaban para lo que iba a entrar por aquella puerta; todos con la vista fija en la unión de las placas metálicas, con las armas encañonándola, las balas listas para volar en busca de un cacho de carne al que poder arrancarle la vida.
Nosotros nos pusimos a un lado, detrás de un pequeño montículo de piedra. No sé exactamente porqué pero, he de admitir que la emoción podía conmigo, mi dedo jugueteaba intranquilo alrededor de la guarda del gatillo, notaba el tacto metálico del acero del arma, la empuñadura de madera acariciando la piel de mi mano, mis venas hinchadas, mis músculos tensos...
De repente un chirrido estridente, y las puertas se empezaron a abrir... Y entonces vi la luz...

El francotiradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora