Rúcula

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Un hilo puede hacer tantas cosas cuando se toma en hebras, desde ayudar a reparar algo roto o descosido, atarlo a un dedo para no olvidar algo, unir a dos personas destinadas.

En este caso este hilo azul, unía a Kenny Maccormick, uno de los chicos más populares y simpáticos de su clase y Tweek Tweak el chico que ha perdido interés en todo.

No me vuelvas a joder, oh la próxima vez será más que solo esto.

Tweek odiaba el acoso que sufría desde la secundaria a manos de Craig Tucker y los que alguna vez fueron sus amigos, agradecía que solo Token, se tratara de mantener al margen en un principio pero después sin motivo comenzó a hacerlo.

Por primera vez en años agradecía el hecho de poder desquitarse humillando a Tucker, teniéndolo bajo su yugo, agradecía infinitamente las escenas que había leído en alguno que otro libro, hacía mucho quería hacerle sentir dolor y humillación, aprovecho su oportunidad completamente.

Salió de la biblioteca dejando el libro de botánica, ahora mismo no lo necesitaba, mejor buscaría en internet, esperaría lograrlo solo con un pequeño tutorial, salió de ahí rápidamente no por que temiera que el azabache le siguiera y golpeara, si no más bien por qué, no reconoció sus acciones se convirtió en alguien que comenzaba a desconocer, algo que podrían decir que haría Kenny, pero no era así, el rubio jamás lo haría.

Craig sentía la necesidad de pedirle a Tweek, que volviera, que terminara lo que empezó, a pesar de no ser homosexual, quería, necesitaba sentir nuevamente el tacto del rubio, pero jamás lo aceptaría, estaba furioso, abuso de él, lo humilló y debía pagarlo, ni loco le contaría a sus amigos, solo lograría que se burlaran de él.

Kenny caminaba hacia la secundaria, se había comprometido a ir por Karen, irían al centro comercial, comprarían ropa y talvez comer un helado, de repente se detuvo una enorme irá, lo invadió, se sentó en una banca cercana, quería golpear algo, desquitar su coraje, solo se sentó y trato de relajarse, después se sintió culpable, se sentía extraño, como esque su humor cambiaba repentinamente, al levantar la mirada vio a Tweek, quien parecía ir pensando en algo importante, Kenny se levantó del lugar, corrió a encontrarse con él.

- ¿A donde vas?

- Ehhh? Ghaa!! Kenny, ¿que haces aquí?

- Me sentí un poco mal, así que me espere un poco a que pasara.

- Ya veo, ¿vamos a casa?

Aunque Kenny quisiera acompañar al rubio, sabía que tenía que cumplir su cita con Karen, quien por cierto ya debería de tener rato esperandolo, llamo su atención, la cara de remordimiento de Tweek, lo analizo durante un rato.

- Debo llevar a Karen de compras.

- Ya entiendo.

Tweek dió un suspiro, y se dispuso a caminar hacia su casa, no había mucho por lo que preocuparse, después de todo, vería a ambos chicos en casa.

- ¿Tú, quieres venir?

Tweek se detuvo al escuchar la invitación, quería y apreciaba ala pequeña, pero sentía que era un momento íntimo entre hermanos así que sólo negó con la cabeza y siguió su camino, mientras agitaba su mano en señal de despedida.

Kenny veía alejarse al rubio, miro su reloj, Karen lo mataría, comenzó a correr, recordaba que la última vez no le hablo durante una semana y no conforme con eso, usaba a Tweek como intermediario y mensajero.

Al llegar vio ala castaña acompañada de Tricia, ambas chicas sonreían mientras platicaban, como siempre que el rubio se encontraba con la pelirroja, saludo de forma correcta y amable.

Sabor AmargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora