Diente de León

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A todos alguna vez nos ha dado gripe, sentir el cuerpo cortado, el dolor en cada parte del mismo, la nariz moqueante y los ojos llorosos, si, estar enfermo puede ser el sentimiento más conocido por muchos, pero no hay dolor más grande que ver ala persona que quieres enferma, puede ser un hermano, una madre, e incluso un amigo, como es el caso de Kenny, quien ha tenido que cuidar del resfriado de Tweek, quien llevaba casi 2 semanas enfermo, entre fiebres y escalofríos había pasado la mitad de su suspensión.

Tiempo en el cual, Carrie había logrado su cometido, Stan y Craig se odiaban a muerte, llevando peleas que antes pareciesen indefensas, a verdaderas batallas campales donde no se trataba de dejar al otro fuera del juego, si no de casi matar a su contrario, Stan estaba en contra de esos problemas, pero había algo en la mirada de Craig que lo hacía comenzar a odiarlo.

Kevin había estado cuidando de Tweek, durante las noches, después del trabajo, para que Kenny pudiese hacer sus tareas y durmiera para ir ala escuela, los padres del rubio llegarían hasta la semana siguiente, mientras tanto tendrían que seguir cuidando de su salud, la cual parecía no mejorar, y cuando parecía reaccionar, se le podía escuchar sollozar, una noche arrojó su celular contra la pared, y el día siguiente, la fiebre le había aumentado.

Un difícil mes iba pasando, parecía que Tweek, tendría que pasar su suspensión en aquella cama, después de que sus padres llegarán, un doctor fue llevado para que se le revisase, y sus síntomas parecían mejorar aunque su consiencia no podía volver, se la pasaba la mayor parte del tiempo dormido, Kenny, le miraba con tristeza, sabía que Tweek también estaba triste y que por ello prefería evadir todo manteniéndose dormido, la fiebre iba y venia.

Un viernes la mañana parecía tranquila e incluso soleada, el viento movía con suavidad las copas de los árboles, las secas y amarillentas hojas caían suavemente, el agua corría por los ricahuelos llevando los pequeños peces color gris, las aves cantaban una dulce melodía alegre, mientras llevan en sus pequeños picos ramitas para hacer sus nidos, el amanecer pintaba de un tenue rojizo las nubes cúmulus que había en el azulado cielo.

Como cada mañana Kevin se despertaba con el sonido de su alarma, debía pasar a ala florería a abrir y esperar a que llegara el otro encargado, y despues dirigirse ala preparatoria, jamás había sido muy responsable en su niñez, pero viendo la situación de sus padres, y el sufrímiento de sus pequeños hermanos, decidió que debía hacer algo, fue a rogarle al gay Al, para que lo recibiera como empleado en su florería, y ha trabajado en ella desde los 12, después hizo trabajos casuales que le eran conseguidos por un amigo.

Mientras se duchaba los recuerdos venían a su mente, estaba tan agradecido con como había acontesido todo, y como había entrado a su vida la familia Tweak, después de vestirse y acomodar su ropa, salió de su habitación y se dirigió ala de Tweek, al que muchas veces reconoció como su propio hermano, abrió con suavidad la puerta sin hacer mucho ruido, su sorpresa fue grande al ver sentado a Tweek en la cama observando por la ventana.

- Tweek, ¿te sientes bien?.

- ¡¡Gahh Kevin!! ,por dios no me asustes, si, estoy bien eh dormido bien.

Con gran alivio, Kevin, dió un suspiro que parecía quitarle un peso de los hombros.

- Me alegra mucho, no sabes lo horrible que ha sido este mes.

- ¿¿¿Que???, Un mes, no puede ser.

El rubio, parecía asustado e incluso tenía pequeños temblores en su cuerpo.

- No te preocupes, después de todo estás en suspensión.

El rostro de Tweek, parecía triste y agobiado, por ello Kevin, como si se tratase de cualquiera de sus hermanos, le cuestionó a Tweek, lo que le sucedía y aunque en un principio se negó a decir palabra, pero tenía que hablarlo con alguien, no podía guardarselo más y después de razonarlo un poco, le contó todo lo que había ocurrido.

Sabor AmargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora