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Catherine, Miu, Kirumi, Gokuhara, Kaito y Tsumugi ingresaron a la habitación con prisa, encontrando a Tenko en el suelo, pero Angie no, Frederick aún se preocupaba por ella, pero tenia que mantenerse en pie y buscar al culpable. Catherine observaba a la víctima, dando su deducción.
-Bueno, ya sabemos que la víctima es Tenko Chabashira, maestra de Aikido, su cuerpo fue encontrado debajo de una mesa, la hora de muerte toma lugar aproximadamente a las 11 de la mañana, la única herida visible es una apuñalada que se encuentra detrás de su cuello.

Himiko solo observaba a Tenko en silencio, sin demostrar emoción alguna, Gokuhara intentaba hacer que hablara, sacudiéndola con fuerza.

-Himiko, Himiko, ¡Responde Himiko!

-...

En el momento Tsumugi intervino, diciendo:

-Ten cuidado Gokuhara, podrías hacerle daño si sigues sacudiéndola con tanta fuerza.

-Pero, ella no responde.

-Tal vez esté en un estado de shock por lo ocurrido, es mejor darle un tiempo a solas.

-Oh, bueno, si tu lo dices.

Catherine y Frederick buscaban con la mirada cualquier objeto sospechoso, lo único encontrado fue una hoz, el arma homicida, el mantel manchado de sangre, un agujero donde puede ingresar una persona en la pared y una tabla suelta debajo del cuerpo de Tenko; del resto de la habitación no había nada dentro de lo normal. Catherine no podía creer lo que ocurrió hace momentos, una investigación para descifrar un asesinato, de allí se produjo otra muerte. Irónicamente, un detective que deseaba ayudar, su compañero de trabajo, era marcado como sospechoso. Su mente era un rompecabezas con piezas desperdigadas en el aire, incompletas o incluso que no encajaban, sumando la presión y estrés debido al asesino que rondaba entre ellos, subía lentamente cómo agua hasta su cuello. Su mente era claramente un desorden, solo quería correr lejos, alejarse de todo lo que le rodeaba, el dolor de su cabeza no se detenía, sentía el ritmo de su corazón en su mente, pero debía guardar sus pensamientos en su interior, sin importar cuanto gritase por liberarse, debía mantenerse en pie.
Saliendo de su estado mental, observaba a Kokichi con curiosidad, ver como intentaba retirar la navaja de su mano, mientras mordía su labio inferior, ella se le acercó cogiendo la navaja con fuerza y arrancándola sin dejar tiempo para que Kokichi gritara en respuesta al dolor,
acercó un vendaje enrollándolo sin cuidado alguno en su mano. Kokichi la observaba con sorpresa, cuando finalizó, le susurró, impidiendo que los presentes escucharán la conversación.

-Wow, quien diría que tu sabrías sobre curación, cuando hacías algo totalmente diferente de pasatiempos.

-Eso quedo en el pasado, he cambiado.

-Como digas, para mi siempre tendré el recuerdo de nuestra pequeña alianza de asesinatos. Aún así, te lo agradezco.

-Te necesito vivo para continuar con la investigación, no importa que tan retorcida sea tu mente, o el hecho de que dirijas una organización secreta de la maldad, puedo entender perfectamente tus frases incoherentes con mensajes ocultos.

-Ah claro, me conoces con exactitud, siempre pensé que eramos tal para cual, cuando el juicio comience todo será aún más divertido, como en los viejos tiempos.

-Eso espero.

Las horas pasaron, no se encontraron más pistas en el lugar, con el cansancio sobre sus espaldas todos regresaron a sus habitaciones a excepción de Catherine y Kokichi, que se permanecían en la escena del crimen, Catherine limpiaba la escena, guardando el cadáver en una bolsa negra, tal y como había hecho con el cuerpo de Ciro; mientras Kokichi "jugaba" con la navaja, picando los espacios entre los dedos a una gran velocidad. Catherine observaba el movimiento ágil y rápido de la cuchilla que dejaba marca en la mesa.

-¿Cuál es tu obsesión por ese juego?
-Es algo divertido, una obsesión, un tabú que no planeo dejar hasta perder cada dedo.
-Un tabú... Ya veo.
-¿Quieres probar?
-No gracias.
-Como digas... ¿has pensado en mi propuesta?
-Si, he decidido, que cuando este caso termine, me uniré.
-¡Ese es el espíritu! mientras tanto... Es hora obligatoria para el té ¿Me acompañas?
-Si tu invitas, claro.

Ambos salieron y se dirigieron hacia el comedor, donde disfrutaron una charla de té sobre incoherencias fusionadas con historias, mentiras e incluso cosas que se considerarían locuras, dos personas que se unen debido a su estado mental, reían, reían como niños en un parque disfrutando de su infancia.
En el tercer piso se encontraba Frederick en el salón de arte, que sonreía mientras posaba para Angie, que hacía una pintura al óleo sobre lienzo de su rostro. Cuando finalizó, se lo dejo en su respectivo caballete, ambos se arrodillaron en el suelo del gran salón, mientras conversaban y reían, Frederick era feliz cuando ella era feliz, su cabello, sus ojos, sonrisa, personalidad y voz hacían que en su interior un sentimiento creciera en su pecho lentamente, aquella persona que solo había conocido por un día, sentía que había pasado un año, no quería dejar que algo le ocurriera, tenia que intentar hacer que soltara la verdad, pero ese no era el momento, sólo quería disfrutar el momento, pasar tiempo con ella, cada segundo era valioso.

-Ey Frederick, hay algo que he estado practicando, ¿te gustaría oírlo?

-Ah, por supuesto.

Angie rebuscó entre varios instrumentos de dibujo, sacando un ukelele blanco como la porcelana, con ligeros retoques de rosas, violetas, orquídeas, entre otras flores; volvió a su lugar junto a Frederick, quien recostó su cabeza contra su hombro. Angie aclaró su garganta, posicionó sus dedos sobre las cuerdas, tocando una suave melodía y comenzó a cantar.

-Dame de tu vida y de tu tiempo
Suficientes para ver
Dentro de tus ojos el momento
Que me obligue a renacer

Dame vida y dame aliento
Que yo ya perdí el conocimiento

Sólo quédate un momento
Hasta evaporarnos en el viento 

No hay motivos para decirnos adiós tan pronto
Sigo vivo créemelo mi amor no soy tan tonto.

Si tú quisieras esta noche
Ir a bailar un chachachá
Yo te puedo enamorar.

Dame de tu vida y de tu tiempo
Que te quiero conocer
Déjame sentir el movimiento
De tu cuerpo al florecer.

Dame vida y dame aliento
Que yo ya perdí el conocimiento
Sólo quédate un momento
Hasta evaporarnos en el viento.

No hay motivos para decirnos adiós tan pronto
Sigo vivo créemelo mi amor no soy tan tonto.

Si tú quisieras esta noche
Ir a bailar un chachachá
Yo te puedo enamorar.

No hay motivos para decirnos adiós tan pronto
Sigo vivo créemelo mi amor no soy tan tonto.

Si tú quisieras esta noche
Ir a bailar un chachachá
Yo te puedo enamorar.

La mente de Frederick ante aquella melodía se tranquilizaba, su angelical voz era perfecta, la letra de la canción toco fondo dentro de su corazón, se había encariñado bastante con ella, hasta tal punto de no entender sus propias emociones. Pasando aproximadamente media hora, Frederick dejo el cuarto mientras Angie le sonreía despidiéndose.

Finalmente todos fueron a descansar, a excepción de Angie que se mantenía en un proyecto realmente importante, según ella.
Segundo día de investigación, pronto todo llegaría al su fin.


  

El té, la oscuridad y la muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora