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Desesperación.

El gran público que había presenciado aquella terrible escena fue llenado con desesperación y pánico.

Comenzar la huida era lo esencial, quien sabe cuantos asesinatos más pudiesen ocurrir aquella noche. La policía se esforzaba al máximo por mantener la calma ante la situación, evitando que alguien saliese de la escena, si alguien tratase de salir, ese alguien podría ser el culpable que saldría libre y podría negar estar en la escena.

El gran problema además de el asesinato, eran las efigies, los detectives serian marcados como principales sospechosos; ambos en la mitad de la escena fueron notados con gran facilidad, la ciudad entera temía por su vida, pensaron erróneamente que pudieran cometer aquel crimen a sangre fría, siguieron sus instintos sin dudarlo. Atacaron a los detectives.

En mitad del alboroto, Catherine pudo articular algunas palabras
- Debemos salir de aquí, o esto empeorará
-¿Hacia donde?
-Sígueme

Y con esto se abrieron paso entre la multitud a la fuerza hasta la edificación central, donde se encontraba el cadáver; un hombre robusto pero vestido de paño, con un gesto serio aunque por dentro temblaba de miedo ante la ciudad enfurecida; les impedía el paso hacia la entrada, a esto Catherine le mostró su identificación, susurro algunas palabras y el hombre se hizo a un lado permitiendo el acceso.

Tanto afuera cómo adentro, aquel lugar era realmente elegante, cada ligero detalle, alfombras, pinturas, jarrones, sillones, entre otras maravillas; en conjunto era un paisaje magnífico de ver, los gritos de afuera ahora eran ahogados debido a las paredes pintadas de un suave amarillo pastel con adornos en blanco.

En cuanto ingresaron, la puerta se cerró a sus espaldas, y una joven mujer apareció enfrente de ellos, tenia el pelo plateado opaco, ojos verdes llevaba un traje de sirvienta que consistía en un botón negro hasta el delantal, una camisa blanca y corbata. Llevaba una diadema que es comúnmente usado por una dama. Tenia unos guantes negros y zapatos negros. Su delantal tenia diseños de telas de araña en él.
Ella observó a la detective ignorando a su acompañante
-Bienvenida Catherine.
-Ah Kirumi, tan formal cómo siempre, ¿que tal todo?
-No muy bien desde que Ciro murió.

Un silencio incomodo les recorrió, hasta que 'Kirumi' continuo la conversación.

-Pasen al comedor, le hemos estado esperando detectives. Si hay algún problema, por favor, dígamelo en cualquier momento.

Con esto se dirigió hacia el comedor con una delicada sonrisa formada en su rostro. Frederick observó a Catherine con incredulidad preguntándose cómo conocía a aquella mujer.

-Tengo una vida social que desconoces totalmente.

Y con esa frase se dirigieron al comedor.

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Número de palabras

427

El té, la oscuridad y la muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora