capítulo 5

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Y finalmente llegó el fin de semana.
Tan esperado. El día que al fin cumpliría mis sueños.

Y Maite pasó a buscarme por casa...

De camino allá le dí las gracias nuevamente por hacer lo que hizo.
Nos abrazamos y esperamos ansiosas el momento.
Al llegar había una fila muy larga, como de unas 300 personas.
Esperamos nuevamente...
Cuando llegó nuestro turno gritamos de alegría antes de entrar.
Pasamos.
Y entonces ahí estaba Rubén, sentado en un banquillo de madera, sonriéndonos, con sus ojos brillando.
Nos acercamos y Maite le dió un abrazo profundo y se largó a llorar, tan fuerte que su padre fué a ver lo que pasaba, le dijo algo al oído, y Maite se despidió de Rubén con un beso en la mejilla.
Y entonces ahí estábamos, él y yo. Me acerque y le dí un abrazo tan fuerte, que anhelo que algún día alguien me dé uno igual...
Lo solté al instante en el que me empezaron a doler los moretones y dije
(Venus): ¡Ay mierda!
(Rubén): ¿qué pasa?¿estás bien?

Dudé si contarle.

(Venus): emmm nada.

(Rubén): ¿estás bien?

Le mostré mis brazos, mis lastimaduras y mis rasguños...

(Rubén): ¿quién te ha hecho esto? ¿Ha sido aquí?

(Venus): eh, no, no, tranquilo, fué en mi casa... Algunos problemas...

(Rubén): ¿pero qué pasa? cuentame...

(Venus): es que mi madre sufre de ataques de ira que descarga en mí...
Mi padre se ha ido y ahora sólo somos ella y yo.

(Rubén): Pero esto no puede quedar así...
Pasame tu número ¿vale? Te llamo luego del show y hablamos. Bah, si quieres... Veo si puedo hecharte una mano.

se lo dicté y lo anotó en su brazo con una lapicera.

(Venus): gracias, igual no hace falta que te preocupes... no es nada a lo que no me haya enfrentado ya

Lo abracé nuevamente y me despedí.

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