Capítulo 1:

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«Desesperanza»

Salió del hospital e intentó aguantarse las lágrimas mientras la gente que pasaba por ahí la juzgaba. Recargó su cabeza en su mano y trató de cubrirse los ojos. La noche imponía presencia lentamente, devorándose los últimos rayos de luz. 

Song Kyong Nam observaba su sombra cabizbaja y preguntándose qué hizo para merecer esto. 

No era un alma muy pura, pero sí que le faltaban experiencias para disfrutar de la vida... Sí, todavía seguía virgen. En el bolsillo de su abrigo contenía el diagnóstico positivo del Síndrome Alicia. A pesar de que llegaba la noche, el montón de gente caminando por ahí la juzgaba porque estaba delante de uno de esos hospitales especializados en las pruebas ITAS, que eran para diagnosticar la epidemia. 

 La luz del letrero del hospital hacía que su sombre fuese clara. Kyong Nam suspiró y empezó su marcha hacia su hogar. 

 Le parecía muy extraño ver a su familia aterrorizada mientras que ella no recordaba nada; era como estar terriblemente ebria y aun así no podía recordar nada. 

 —¡Para, por favor! ¡Kyong Nam, ¿qué estás haciendo?!—gritó su madre, refugiando entre sus brazos a su hermano menor. Kyong Nam despertó de su estado de ensoñación y vio que el jarro favorito de su madre estaba hecho trizas en el suelo. 

 —¿Qué hice? —musitó desorientada Kyong Nam, mirando con impotencia a los ojos asustados de su madre. 

 Pero en vez de esclarecerlo y ayudarla, lo único que hicieron fue echarla de la casa y gritarle que era un monstruo. Kyong Nam estuvo a punto de quedar en la pobreza si no fuera porque uno de sus conocidos la acogió hasta obtener su propio hogar. 

 Esa fue la única y primera vez que perdía el control. Y todavía no podía recordar. En esa época, el Síndrome de Alicia estaba presente pero no era presentando como una enfermedad psicológica. 

Los científicos y doctores del mundo pensaban que era por las estaciones, o por algún remedio que causaba el descontrol primitivo de las personas. No fue hasta este año que la científica Alicia Cayol, primera víctima diagnosticada de la peligrosa epidemia descubrió que era un virus no contagioso que atacaba el sistema límbico del cerebro. Pero cuando lo descubrió, se dio cuenta que analizaba su propia sangre y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba muerta. 

 Debido a la muerte impactante de la científica, la OMS rápidamente alertó sobre una epidemia y en honor a la científica, se le llamó Síndrome de Alicia. Velozmente, crearon las pruebas ITAS y asombrosamente, más de cuarenta por ciento de la población mundial fue diagnosticada con ese síndrome. Lo peor de todo, es que en los niveles de diagnóstico que iban por el más grave hasta el más leve, solo la mayor parte de los pacientes diagnosticados en el nivel grave eran del sexo femenino. Los hombres sí eran diagnosticados, pero mayormente en el nivel intermedio o leve. 

Kyong Nam ruidosamente dejó la llave en el cuenco de la mesa de entrada. Se sacó sus zapatos y se puso sus sandalias; el letrero de neón puesto en el edificio vecino iluminaba la sala de estar.

 Menos mal, pensaba Kyong Nam, que no tenía algún pariente o amigo cercano que pudiese esperar su aparición, porque le dolería dejarlos solos en la vida. 

 Decidida a no dejar que el Síndrome de Alicia dominase su vida (pues le habían informado que estaba en el nivel intermedio pero que había un riesgo seguro de subir al nivel grave), planeó que se iba a suicidar. No sabía dónde, únicamente sabía que se iba a quitar la vida pronto.

Suspiró ante la idea; no quería tomar esa medida arriesgada, pero por el bien de ella y del resto tenía que hacerlo. Tal epidemia tan horrible no tenía cura. 

El Síndrome de Alicia『MYG』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora